STAFF/@michangoonga
Una familia de Uruapan, Michoacán, que vivía legalmente en Estados Unidos, decidió regresar voluntariamente a México por temor a la deportación. Al cruzar la frontera sin el permiso necesario para sus pertenencias, fueron multados, les confiscaron su camioneta y enfrentan una deuda aduanal que complicó su regreso a su ciudad natal. El caso fue documentado la agencia de noticias Reuters.
Buscando evitar problemas migratorios y la incertidumbre de un proceso forzado, optaron por autodeportarse de manera voluntaria con la esperanza de regresar a casa sin mayores contratiempos. Sin embargo, al llegar al cruce fronterizo en Nogales, México, se enfrentaron a consecuencias inesperadas que complicaron aún más su situación. La falta de conocimiento sobre los requisitos legales para ingresar sus pertenencias a México provocó una serie de sanciones y pérdidas materiales.
En el cruce fronterizo de Dennis DeConcini, las autoridades mexicanas les impusieron una multa cercana a los 600 dólares por no haber tramitado el permiso de «menaje de casa», trámite necesario para ingresar sus pertenencias sin pagar impuestos ni sanciones. Esta omisión tuvo un fuerte impacto para la familia, que contaba con esa información.
Como resultado, además de la multa, les fue confiscada su camioneta Ford F-150, la cual habían comprado a crédito en Estados Unidos. También se les notificó una deuda aproximada de 18,000 dólares por derechos aduanales, lo que dejó a la familia en una situación económica muy complicada al regresar a su tierra natal.
Frente a esta adversidad, organizaciones civiles como Voices from the Border y Salvavision ofrecieron apoyo a la familia uruapense, brindándoles alojamiento, alimentos y recursos para que pudieran continuar su viaje de regreso a Uruapan. Gracias a esta ayuda, la familia pudo sobrellevar al menos parte del difícil proceso.
