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Hechos y desechos…El bipartidismo del “PRIAN” para el 2021; Morena arrasaría nuevamente.

El PAN ya experimento un fracaso con el “Frente por México”. El PRI viene de ser sacudido, y aún no ha podido cerrar esas heridas que arrastra por la descomposición interna de sus estructuras.

By: Javier Lozano

A nadie le causa estupor escuchar de esta relación del “PRIAN”; no es ambigua, siempre ha matizado una correspondencia explicita durante décadas, mediante una adhesión que ha confirmado una serie de irregularidades antidemocráticas, como parte de su praxis política. El aumento bipartidista, no solo ha permitido un paulatino grado de descomposición, sino, el deterioro creciente del país, a través de la implementación de un programa que ha acarreado un desequilibrio social, económico, educativo y cultural, porque no se ha priorizado canalizar el poder del Estado, para atender los temas más importantes que han deteriorado la desigualdad colectiva y la pobreza; ese, uno de los grandes retos de la 4T y de López Obrador.

Aunque estos acontecimientos, den más claridad a los propósitos de los partidos, por detener el avance sistemático que ha tenido AMLO en todo el país, el escenario político augura mayor inestabilidad estructural para el PRI, que ha caído en los niveles más bajos de aceptación, después de la desastrosa derrota del 2018. ¿Peña Nieto es culpable de esa debacle?, si, por supuesto que sí, sin embargo, la incapacidad e inmadurez para gobernar de muchos actores, hicieron un crecimiento notable del desdén y la animadversión, porque esa inclinación tomo fuerza, cuando las demandas sociales, se convirtieron en un esquema amplio de corrupción a través de sus instituciones.

Paso con el PRI, pero de igual forma con el PAN.

En teoría, esta relación de partidos ha sentado las bases institucionales, pero que en términos políticos, ha debilitado la democracia, que no alimenta las expectativas de los diversos sectores; pero el contraste, ha marcado una crisis de credibilidad, al considerar que estas dos instituciones en los hechos, constituyen esencialmente lo mismo; los dos han sido espurios; ambos han ido de la mano para reformar políticas públicas que se han traducido un profundo vacío en la sociedad; y más en tiempos contemporáneos, donde el bosquejo privatizador, era parte de su agenda partidaria.

Ni Fox, Calderón y Pena, ofrecieron una estructura; al contrario, todos ellos, obedecieron al simplismo de componer política, con ese andamiaje eficaz de la corrupción, nepotismo y clientelismo que les funcionaba para la consolidación y aspiración a posteriori de mantenerse en el poder.

El PAN ya experimento un fracaso con el “Frente por México”. El PRI viene de ser sacudido, y aún no ha podido cerrar esas heridas que arrastra por la descomposición interna de sus estructuras.

Ahora, juntos para el 2021; “híjole”, eso sí sería histórico en una boleta electoral. ¿Será posible una correlación de estos partidos?, mi respuesta inmediata es: que sí. Ambas dirigencias saben que López Obrador tiene el dominio no solo mediático, sino estructural. Tanto Marko Cortés, como Alejandro Moreno “Alito”, conocen que el problema de fondo ha sido precisamente la inconciencia de elaborar política, y simulación de oposición responsable y critica; cuando en los hechos, se han dedicado a edificar una guerra de descalificaciones, que paradójicamente fortalecen más al presidente.

Patológicamente los dos han establecido un marco de políticas públicas, que históricamente han devenido en un deterioro exponencial. Esa es su génesis; el fracaso ha personificado solo el envanecimiento de algunas figuras, que ya han perdido terreno, y no han capitalizado hasta ahora, una contribución para permear en el plano político. Marko es cada vez más gris; no logra ni siquiera esa fuerza de un dirigente Nacional de un partido. Se sostiene únicamente de esa estructura que no ha podido ni recomponer, por el desastre que hizo Ricardo Anaya en las pasadas elecciones. Así mismo, qué decir de “Alito”, si su partido atraviesa por un de los peores momentos de su historia política; no conecta ni con los propios priistas, que demandan procesos de elección limpios y democráticos. Si, “arraso”, pero gano con un desarrollo que trajo más claroscuros, que un ejercicio de transparencia.

Si la lógica se impone, Morena se llevaría la mayoría de los Estados que tendrán elecciones en el 2021, entre ellas, el último epicentro del perredismo, que es Michoacán; tal vez, la derrota más dolorosa en la historia de este partido político, porque ahí se cimentaron las bases del Cardenismo, pero de igual manera, les arrebatarían el ultimo sostén que existe en el país.

Sin embargo, Morena tiene su gran prueba en la renovación de su Dirigencia Nacional; ahí, se fortalecerá si logra cerrar filas con algunos personajes que han protagonizado un pleito abierto, desde hace algún tiempo; en consecuencia, López Obrador debe actuar rápido, de lo contrario, se visualiza un clima similar al perredismo; las tribus comenzaran a producir alteraciones, y tomaran mayor fuerza para establecer condiciones de negociación.

Las coaliciones son medulares, pero cuando existe una afinidad política; en el caso del PAN, PRI y PRD, me parece que desfigurarían más los conflictos internos de cada instituto. López Obrador y Morena, serían los más beneficiados, porque el voto de castigo, nuevamente se plasmaría en las boletas para el 2021.

La debacle que experimento el PAN y PRD, debe ser el ejemplo más nítido de los procesos que han fracasado; la sociedad sigue teniendo un resentimiento por la mediocre representación que han tenido, por ese pragmatismo exponencial. Las expectativas para el 2021, sostienen un impulso y un efecto negativo para el PRI, PAN y sobre todo PRD; es muy prematuro, pero evidentemente la sinopsis de estos dos años, muestra un clima inclinado y favorable hacía Morena.

Ya arrebataron Puebla y Baja California

Nos vemos pronto

 

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