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Los derechos laborales que nadie entiende

Por Paul Alcántar

Mucho se habla de la reforma laboral pero nadie entiende nada: cada quién sus fobias, cada quién sus filias. El hecho es que hasta ahora, si preguntamos a alguien que reciba una nómina por el servicio que presta, igual puede ser una secretaria que un obrero, da igual, resulta que no saben de lo que se discute y mucho menos lo que sí está pasando en el Senado como cámara revisora de la ley que recientemente aprobaron los diputados.

Y no es de sorprender, honestamente  no existe el interés ni la disposición de las y los trabajadores por conocer sus actuales derechos laborales, por lo que difícilmente comprenderán lo que está pasando en la grilla nacional y cómo ésta puede afectar sus intereses.

Vaya, aún hay la plena confianza o la resignación absoluta de que la necesidad por trabajar vale más que la lucha por lo mínimo que cualquier cristiano mereciera por las jornadas extenuantes que normalmente tiene; el mercado laboral – o la oferta de trabajo- se ha vuelto tan precario que se nos ha acostumbrado a decir que no hay tanta  chinga que valga mientras Dios nos de trabajo. ¡Somos reprivilegiados!

Desde hace doce años – si no es que desde 1997 – se ha hecho un intenso cabildeo por parte de la cultura neoliberal, adoptada por México  hace décadas,  para liberar a las grandes corporaciones mexicanas y extranjeras de sus responsabilidades ante sus trabajadores. Se han atrevido a afirmar que la economía mexicana no crece porque las actuales leyes no las dejan “re invertir” ya que mantener a los empleados con sus prestaciones “mínimas” son costosas.

Estas versiones amparadas por organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE, de donde México se siente orgulloso miembro, son las que siguen prevaleciendo en la cúpula empresarial del país sin importar las consecuencias inmediatas que conllevaría regular una práctica deplorable como es el outsourcing, que no es más que comercializar el trabajo de otras personas sin generar responsabilidades y obligaciones de la empresa que contrata esos servicios, dejando al desamparo a millones de trabajadores que actualmente sobreviven con este sistema comercial.

Por supuesto que otros de  los grandes ganadores fueron los sindicatos corporativistas, aquellos que en sus chantajes hacia pequeños empresarios está su gracia y perpetuidad. Estos órganos autónomos que eligen a sus líderes de manera vitalicia sin el mínimo interés de rendirle cuentas a sus agremiados.

Nada comparado con lo anterior, hasta ahora leídos algunos de los cambios que se han realizado en la propuesta original enviada por Felipe Calderón al legislativo, considero que los dos puntos anteriores son los más tenebrosos de un cambio a conveniencia del poderoso y del gandalla.

No creo que con esto aumente la calidad de vida de los mexicanos.

Chapulines

  1. El motivo de ser autoempleado es la onda, ser Freelance está de moda. Como bien dice la publicidad del Consejo de la Comunicación, ser “Pepe y Toño” o microempresario no tiene nada de malo. El problema es que no todos tienen vocación emprendedora y muchos mexicanos, en verdad, necesitan un trabajo digno con un sueldo que les alcance para mantener a una familia entera.

Twitter: @paulalcantar

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