STAFF/@michangoonga
En Apatzingán, Michoacán, un humilde puesto de elotes vivió una transformación inesperada: de estar completamente vacío pasó a ser el favorito de la zona, gracias a un video viral en TikTok.
Todo empezó cuando un usuario, @hector_._, grabó al vendedor esperando pacientemente sin que nadie se acercara a comprar. Acompañó la grabación con el cuestionamiento: “¿cómo es posible que ni una sola persona se detenga a comprar aquí?”, y eso encendió la curiosidad de miles de internautas.
Ese breve clip desencadenó un efecto dominó: la comunidad digital respondió con entusiasmo y solidaridad. Usuarios acudieron al negocio, compartieron su experiencia, tomaron fotos y reinterpretaron el momento grabando sus propias versiones. De pronto, el puesto se vio invadido por clientes interesados en la tradicional combinación de elote con mayonesa, chile, queso y limón, reflejo del gusto popular mexicano.
La repercusión no se limitó a la cantidad de visitantes: el negocio vivió un notable impulso económico. El aumento en las ventas permitió al vendedor adquirir más insumos, considerar contratar ayuda y hasta pensar en reinvertir en su emprendimiento.
En redes, la reacción fue unánime. Internautas aplaudieron el gesto y destacaron la fuerza de los contenidos con propósito:
“Estos son los videos que se tienen que hacer virales”.
“Esta es la manera de darle uso a las redes sociales. Dios los bendiga a todos los que fueron y al creador de este vídeo”.
“Ver esta respuesta de las personas, vaya que dan gusto. ¡Felicidades!”
“¡Súper! Estos son los momentos de empatía que se necesita para hacer un pequeño cambio”.
Más allá de la viralidad, este caso muestra el poder de la tecnología para impulsar causas pequeñas pero significativas. Un puesto de elotes que parecía condenado al olvido –sin ventas ni clientes– hoy vive otro destino, todo gracias a un video espontáneo y a la empatía colectiva de miles de usuarios.
