STAFF/Sebastián López Mendoza-@sebaslmm
María Guadalupe Garfias Rodríguez, o como le dice de cariño su familia, Lupita, es una joven de 22 años originaria de Quiroga, Michoacán, que utiliza silla de ruedas debido a una parálisis cerebral secundaria.
Lupita deseaba estudiar Medicina en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), así que aplicó para el examen de admisión a la carrera, lo aprobó, pero su ingreso fue rechazado debido a que la universidad argumentó que no contaban con la infraestructura adecuada para recibir a una persona con discapacidad. En un primer momento, la Comisión Estatal de Derechos Humanos dictaminó a favor de la universidad; sin embargo, Lupita decidió continuar con el proceso legal y acudir a otras instancias.
Fue así como este medio de comunicación dio a conocer el caso, que inició en 2021, y hoy nos comparte que, tras una larga lucha de cuatro años, un juez determinó a su favor mediante un amparo que reconoce su derecho a la educación y abre la puerta para que pueda cumplir su sueño de estudiar esta carrera.
En una entrevista que tuvimos con ella a través de vía telefónica, Lupita se dijo muy feliz y agradecida por la resolución que le permitirá continuar con el camino que siempre ha querido seguir desde niña: convertirse en médica. También aprovechó para agradecer explícitamente al licenciado Santiago Orozco y a todo su equipo por haber hecho esto posible.
Aunque hoy se encuentre tranquila y con ilusión, recuerda que el proceso fue largo y muy desgastante.
«Daban una respuesta y luego otra, y todo se fue alargando… fue muy cansado», compartió.
Actualmente, no se encuentra inscrita en ninguna carrera, ya que desde un principio su deseo ha sido estudiar la carrera de Medicina.
Luego de haber vivido este proceso, Lupita espera que la Universidad Michoacana pueda ser más empática con las personas con discapacidad, esperando que adapten sus espacios y servicios para asegurar que ella y otros estudiantes con discapacidad tengan acceso y puedan hacer uso de las instalaciones sin ningún obstáculo.
«Lo dicen mucho, pero no lo ponen en práctica», expresó.
Su mensaje para las universidades e instituciones educativas fue claro: «Todos somos iguales, no por el hecho de tener una discapacidad somos menos. Los límites solo están en la mente».
A otras y otros jóvenes que viven algo similar, les aconseja que nunca se rindan.
«Que siempre luchen por sus sueños y salgan adelante. Es pesado, pero si se puede, todo se puede», expresó con sus palabras.
Sobre lo que espera ahora que podrá ingresar a la carrera de Medicina, dijo que confía en que haya más inclusión y que pueda echarle muchas ganas para cumplir su sueño.
Finalmente, compartió que sí le preocupan un poco las posibles represalias tras este hecho, pero se siente tranquila.
«Así ha sido a lo largo de mi vida, y he sabido sobrellevarlo», dijo sobre este tema.