
STAFF/Eliza Flores-
Donovan Mendoza tiene 10 años, él es alambrista, nació en el circo, fueron sus tíos y abuelos quienes le heredaron el amor y profesión circense, tiene cerca de cuatro años colaborando como artista para el circo.
“El alambre trepe” es el nombre de su acto, el cual consiste en caminar sobre un alambre a una altura de tres metros, una suerte que Donovan no considera peligrosa, más si difícil.
Este pequeño alambrista cuenta que ya se ha caído en varias ocasiones del alambre, sin tener ningún accidente severo, ya que por su edad y seguridad realiza su acto con un arnés para no sufrir fuertes golpes.
También hace algo que llaman “escuela de circo”, la que le resulta bastante compleja, porque es ahí donde llega la exigencia y presión para mejorar su acto, es ahí donde realiza su caminata y saltos sobre el alambre sin ningún tipo de protección.
Donovan antes de la cuarentena asistía a la escuela de manera regular y por las tardes se dedicaba a entrenar de dos a tres horas para no perder practica; sin embargo en estos tiempos de pandemia Donovan pasa el día completo en el circo, donde juega, entrena y ayuda a su abuelo y tío en la fabricación de muebles con materiales reciclados.
“Cuando sea grande quiero ser artista de circo, me puedo ir a otros países con el acto que hago”, comenta Donovan. Él y su familia tienen cuatro meses sin trabajar, están a la espera de que las autoridades les permitan reactivar sus actividades.



