STAFF/Margarita Arreola-@arreolamargui
Don Jerónimo Arreola se levanta todos los días antes de las 5 de la madrugada para dedicarse a las labores del campo propias de la Tierra Caliente en la cañada de San Diego Curucupatzeo en el municipio de Madero.
«El Apá», como todo mundo lo conoce es una persona alegre, amante de la música de violín propia de la región, dedicado de tiempo completo a cuidar su ganado sobre todo sus vacas, pero siempre tiene espacio para cantar o bailar.
Don Jero, tuvo 10 hijos y actualmente tiene 14 nietos, pero este Día del Padre no podrá estar rodeado de sus seres queridos debido a la pandemia del coronavirus y la distancia pues solo dos de sus hijos viven con él, otros viven en Morelia y el resto se encuentran en Estados Unidos a los que tiene más de 15 años sin ver.
A sus más de 70 años nunca se niega bailar un buen son o jarabe calentando y tomarse un mezcal, pues según dice esta bebida es medicinal y ayuda a conservarlo lleno de energía.
Siempre ha vivido en su rancho, cuidando de sus animales y sembradíos y a pesar de su edad no deja de trabajar pues menciona que el día que pare morirá.
«Yo voy a trabajar hasta que pueda, si estoy sin hacer nada me enfado más, además hay trabajar para comer», son frases que siempre menciona.
Montado siempre en su caballo «macho prieto», se le ve por las veredas llamando sus vacas, dándoles de comer o revisando la milpa que ha sembrado en las laderas de su parcela.
A pesar de las carencias que tuvo de niño se esforzó al lado de su esposa Margarita Alcauter con quien lleva más 45 años de casado para que sus hijos no les hiciera falta lo indispensable.
