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Agustín Carstens, actual gobernador del Banco de México, señaló que aunque en la primera quincena de marzo la inflación se ubicó en 5.29 por ciento y para el final del año será de 5.5 por ciento, esto sólo será temporal.
Según indicó Carstens, pese al aumento se espera que en 2018 baje de manera muy rápida entre 3.7 y 3.8 por ciento. Añadió que el incremento se debe a la depreciación del peso y a la liberalización de los precios de los combustibles.
Sin embargo, apuntó que se espera que estos “choques” sean temporales, debido a su propia naturaleza y a las acciones que ha emprendido el banco central.
Aseguró que Banxico ha actuado de manera preventiva y no ha esperado “a que ya tuviéramos la manifestación de presiones inflacionarias enfrente de nosotros”.
“La realidad es que mantener finanzas públicas sanas va a ser un trabajo ineludible para cualquier gobierno hacia adelante”, dijo al subrayar que “el país va a enfrentar presione fiscales hacia adelante de manera inexorable donde se presentarán componentes de gasto que van a ir creciendo como es el caso de las pensiones, salud, seguridad, entre otras».