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Al igual que todos los años, los católicos en Morelia salieron a hacer la visita de los siete templos sobre todo a aquellos que se encuentran en el Centro Histórico.
Aunque algunos lucían llenos, es clara la diferencia a años anteriores donde entrar era un viacrucis como los templos de San Francisco y San Agustín.
Una vez que cayó el sol se cerró la circulación en las calles aledañas a la avenida madero, donde también se encontraban los feligreses.
Algunos rezaron apoyados por libritos que se vendían a siete pesos las siete estaciones con las que se rememora las visitas que hizo Jesús de Nazareth antes de ser juzgado por Poncio Pilatos.
Además de la venta de productos religiosos como el pan y el agua bendita, se ofertaron las tradicionales charamuscas.
Ambulantes se instalaron en algunas de las principales plazas a manera de verbena popular, a pesar de ser temporada en la que el Centro Histórico atrae turistas.
Uno de los puntos obligados para los católicos de la ciudad de la cantera rosa fue la Catedral de Morelia.
Ante el vació podríamos suponer hacen el intento para acercar a los más jóvenes a la Iglesia Católica.