México, un pueblo dividido. Segunda parte.
Por P. Pistolas
Desde que llegaron los españoles a México por primera vez a evangelizar, hacen falta Obispos pastores; recuerdo a un pariente mío que hasta la edad de 15 años arrió una yunta de bueyes y cuidó chivas. Hablo de Don Román Acevedo Rojas, que cuando fue nombrado Obispo auxiliar de Morelia, comenté: Fue buen cuidador de bueyes y “chivos” grandes, ¡cuánto más de sacerdotes!
En la Independencia, Miguel Hidalgo tenía cuatro haciendas donde se le prohibía, por ser criollo y no peninsular (sólo estos tenían derecho), no podían cultivar la uva y el gusano de seda; España invadida por Napoléon Bonaparte aprovechó para iniciar una lucha que como siempre, el pueblo se desangró y siguió igual de pobre.
De la revolución, con diez millones de habitantes, no se puede contabilizar los difuntos, sucediéndose un gobierno tras otro que prácticamente nada le aprovechó a nuestro pueblo.
Actualmente entran y salen gobernantes de diferentes partidos que son disque amigos, pero ya en el poder se vuelven inaccesibles como el Popocatépetetl, es más fácil promulgar leyes que cumplirlas, si algo es bueno no necesita leyes, quienes las promulgan no las cumplen; se escudan en una ley de inmunidad, siguen favoreciendo a un segmento de la clase empresarial, mientras que pequeños empresarios, campesinos y obreros cargan con el peso de la economía.
Nuestra provincia se ha convertido en pueblos fantasmas por emigrar a los Estados Unidos, casas abandonadas, calles con camionetas traídas de los yanquis de allá mismo, como me dijera un amigo: “Ni con quien agarrarse a fregadazos”.
Los sacerdotes de la colonia contaban con haciendas y parentescos con la nobleza, los del siglo pasado con diezmos pero ahora un sacerdote que quiera promover un pueblo, sólo cuenta con la limosna con la que ni siquiera alcanza para comer; las idas a E.U. A. donde los curas gringos, sobre todo en la frontera, nos niegan permisos para celebrar misa, algunos cooperan con 10, 20 ó 50 dólares pero la mayoría se esconde para no dar.
Los maestros han perdido todo liderazgo empeñados en huelgas para aumentar sus sueldos y beneficios, los doctores asegurando su patrimonio, todo esto vuelve un acto heroico el trabajar todo el año en hacer progresar a su país.
Finalizo con las siguientes reflexiones:
– Antes los que ahorraban eran los avaros, ahora sólo los magos.
– ¿Por qué es difícil el matrimonio? Porque es muy difícil sostener al mismo tiempo con un sueldo a la pareja y al gobierno.
– A causa del divorcio, ahora hay millones de huérfanos con padres vivos.
– Miserable no es el que tiene poco, sino el que no se contenta con nada.
– Muchos regalos se pierden por no saber dar las gracias.
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