Staff / Eliza Flores.
Vanessa es una estudiante de arquitectura, amante de los animales, actualmente tiene cuatro gatos, con apenas 23 años es totalmente independiente, por la contingencia sigue cursando la carrera de forma virtual ya que aún le falta algún tiempo para concluir sus estudios, es autodidacta en otros campos como el diseño de modas y la fotografía.
La venta de membresías tipo “Only Fans” y packs en las redes sociales como Instagram no es su principal entrada económica, por lo que considera esto como un pasatiempo que le permite ganar dinero, este tipo de actividad le ha dado grandes ganancias, y le ha permitido continuar con sus estudios sin contratiempos, ya que en el pasado al tener trabajos fijos sus calificaciones se vieron afectadas, estas fallas académicas la motivaron a buscar otras alternativas como la repostería, en la actualidad también hornea pastelillos y galletas que oferta a través de las redes sociales.
Hace un tiempo Vanessa subía fotografías sensuales a sus redes sociales, esto solo como un gusto personal, sin pensar en que podría obtener una remuneración por ello, sin embargo descubrió que existe todo un mundo de venta de imágenes sexys por internet y decidió comenzar a venderlas, fueron otras mujeres las que la inspiraron a tomar este camino, convirtió un hobbie en una oportunidad para crecer económicamente.
“Parece fácil, hacer esta actividad, sin embargo hay que invertirle mucho, mucho tiempo: hay que tomarse las fotos, editarlas, organizarlas; todo es tiempo, tengo otras actividades y debo planear todos los horarios para la sesión de las fotografías. Esto es muy divertido, por lo que se me facilita, podríamos decir que me divierto mientras gano dinero”, comenta Vanessa en exclusiva para Changoonga .com, todas las fotografías son autoretratos, ya que considera es la forma más segura para desarrollar la actividad que hace, puede ser más espontánea y menos cohibida, lo que ha sido el éxito de sus cuentas.
Las plataformas como SnapChat, Only Fans e Instagram son algunas de las redes virtuales que utiliza Vanessa para vender las fotografías que ella misma se toma, no vende fotografías individuales, para poder acceder al material gráfico hay que pagar una membresía la cual cuesta $10 USD (dólares) por mes, las fotografías que Vanessa oferta no son totalmente desnuda, no son explícitas, son eróticas, ya que en todas las imágenes porta lencería.
En la actualidad tiene clientes de Estados Unidos, Colombia, incluso de la India, pero la mayoría de sus clientes son mexicanos, por el momento no paga ningún tipo de publicidad, por lo que no considera que es un negocio, ella solo tiene seguidores nuevos y son ellos los que deciden si toman la opción de comprar sus fotografías por alguna de las plataformas, una sesión que produce el total de fotografías que ofertará tiene un tiempo de trabajo de más de doce horas, entre la toma de imágenes, planeación de poses, edición, atención de los clientes de forma virtual.
Normalmente trabaja con su celular, sin embargo también tiene una cámara y un profesional que en la actualidad Vanessa está aprendiendo a utilizarla para potencializar su trabajo, pero comenta que por el momento es mucho más sencillo trabajar desde su dispositivo móvil, esto le facilita sus actividades y hace más fluido su trabajo.
Durante todo el tiempo que ha realizado este tipo de actividades Vanessa nunca ha recibido ningún tipo de comentario hiriente en relación a su actividades, sin embargo si llegan a sus bandejas de mensajes “dickpicks” lo cual le resulta bastante desagradable, ya que son imágenes que ella nunca ha pedido a los hombres que se atreven a enviarlas, ella ante este tipo de ataques ha tomado la decisión de exhibir a todo aquel que tenga este tipo de actitudes tan insolentes.
Muchas veces los hombres ofrecen dinero para que Vanessa se relacione con ellos de forma íntima, sin comprender que su actividad se limita únicamente a la venta de fotografías, le gustaría que los hombres comprendieran que el hecho de que “las mujeres se tomen fotografías en ropa interior, no significa que estén buscando tener sexo con alguno de los que llegan a ver sus imágenes”; por el contrario también tiene admiradores que la tratan con mucho respeto y cariño. Su trabajo lo considera riesgoso, por lo que siempre está pendiente de los llamados “stalkers”; porque se ha topado con que de pronto le llegan mensajes diciendo que la vieron en algún lugar, lo que de pronto puede llegar a generar miedo en ella.
Las personas piensan que las mujeres que se desarrollan este tipo de actividades es muy difícil que sostengan relaciones de pareja estables, sin embargo Vanessa tiene una pareja con la cual vive, él la apoya de sobremanera y dice ser muy feliz a su lado. Pero si es mucho más reservada con su familia, por lo que intenta permanecer en el anonimato o lejana de las redes sociales de sus seres queridos, comenta que esta actividad es de “carácter muy personal” por lo que evita todo el tiempo compartir esto fuera de las redes del personaje que ha creado.
Vanessa Satán, fue uno de los nombres que utilizó en sus redes, ahora puedes encontrarla en Instagram como Vannesa Pain, constantemente está cambiando el nombre de su cuenta por seguridad y para intentar evitar ser bloqueada por las políticas de las redes sociales, su cuenta es privada, y elige a las personas que personas pueden ver o no sus imágenes, así mismo cuida mucho no compartir sus actividades o a donde sale a divertirse.
En sus redes sociales se expresa de formas más extrovertidas y la Vanessa que se ve es “un alter ego”, también comenta que: “sin embargo en mi vida cotidiana tengo mis reservas, como todos tengo barreras, soy extrovertida pero normalmente cuando recién conozco a una persona toma tiempo para que yo pueda mostrar quien y como soy, lo voy mostrando poco a poco”.
