Un miércoles Gustavo de casi tres años desapareció en Zitácuaro, su madre lo buscó por mucho tiempo y ahora tiene casi 35 años y ha vuelto a ver a su mamá
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No fue un miércoles cualquiera para la señora Rosa María B., y Gustavo I., quienes gracias al trabajo realizado por la Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE), lograron encontrarse con su hijo Gustavo I., a 35 años de que fue reportado como desaparecido en Zitácuaro, cuando apenas estaba por cumplir los tres años de edad.
Fue en el mes de diciembre de 1985, cuando Rosa María con un bebé en brazos y Gustavo, salieron de su domicilio ubicado en el municipio de Tuxpan, con dirección hacia Zitácuaro, demarcación vecina de la región Oriente. Al llegar al mercado municipal, entre puestos, vendedores y alimentos, la señora perdió de vista al menor y desesperada por ello, comenzó a buscarlo sin lograr dar con su paradero, por lo que acudió ante las autoridades municipales para reportar los hechos.
La angustiada mujer, apoyada de su familia, hizo uso de las pocas fotos que tenía de Gustavo para reproducirlas y pegarlas en varios espacios de Zitácuaro, Toluca y en el entonces Distrito Federal, que renacía de entre los escombros por el terremoto del 19 de septiembre. Este largo peregrinar no tuvo éxito, desmoronándose así, con el pasar de los días, la ilusión de localizar al menor.
El pasado 8 de marzo, cuando se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, una publicación en Facebook daba cuenta del interés de una persona por reencontrarse con sus familiares, luego de estar más de 30 años desaparecida.
De las 21 personas que compartieron la publicación, hubo una que proporcionó información y abrió la esperanza que fue afianzada por el trabajo de la Fiscalía General, al llevar a cabo los respectivos actos de investigación y demostrar científicamente la correspondencia genética y relación en línea directa de Rosa María y Gustavo (madre y padre), con el perfil de Gustavo I., quien fue registrado como Faustino M., por un matrimonio con el que vivió hasta los 20 años.
Hoy, Gustavo, convertido en padre de tres hijos, nuevamente está de regreso en su casa y con el acompañamiento de la Fiscalía General del Estado, ha decidido emprender las acciones necesarias para cancelar los actos que dieron origen a una doble identidad que arropó vivencias dolorosas y de las que prefiere ya no hablar, “quiero disfrutar a mi familiar verdadera, quiero vivir”, expresa, mientras que sus padres aún con llanto, dan gracias a la institución y a las redes sociales, por devolverles la tranquilidad que les fue robada.