Relatos de noches sin luna: Semblanza
Escribe Héctor Medina
Si pudiera describirme de alguna manera quizá podría decir lo siguiente a mi favor:
Soy un montón de frases que aún no terminan de cuajar. La melodía dominical de una misa que con el tañer de las campanas y sus altas torres se vuelve melancólica y con su gemir anuncian la llegada de la noche, donde los perros viejos aúllan con tristeza indicando el final del día.
Soy esa canción inconclusa que sigue sonando en la radio en espera de que un día comprendas su letra y ames su contenido.
Soy también un viaje en espera del comienzo, teniendo por rumbo un destino sin igual, incomparable y lleno de aventuras donde solamente el deseo de llegar a tierra firme me mantendrá con vida.
Soy la ropa cara y de moda sin cuerpo, con un alma que desea sentir la caricia de alguien verdadero, alguien desnudo que se muestre tal y como es.
Me pienso como un venturoso error dispuesto a fracasar y triunfar en el inconcluso tiempo de esta tierra, como una señal de humo blanco con un mensaje encriptado que solo algunos podrán descifrar; mi poesía no es para todos, pues aún el ave sin vuelo suele ser grandiosa y magnifica.
Mi mente es un supuesto laberinto de ideas, ocultas en palabras complicadas, revueltas, sin sentido aparente, que llegan aburrir a los demás, quienes ansiosos esperan cualquier pretexto para interrumpir la conversación o simplemente activar los celulares para que el sonido desvié la atención y ponga fin al suplicio de escucharme. No obstante, mis palabras crecen sobre los tallos de una flor espacial con ganas de ser universo, de dar semillas que proliferen en un mundo cubierto por nubes sucias y grises.
Así como me describo me describen los demás de tantas maneras, algunas ciertas y otras producto de sus mentes retorcidas por el ocio, la envidia o la falta de una vida propia.
Les duele y asombra el número de veces que he caído en el fango donde no hubo más opción que salir y crecer entre la mierda… perdón entre la hierba… y de esos pensamientos funestos que hora tras hora se crean en las mentes más hostiles he de resurgir como fénix, a pesar de que la caída libre duela más que el impacto en el concreto; es obligación continuar el viaje hasta encontrar un final digno.
Soy un tipo anormal, con un montón de buenas intenciones, y aunque estas no terminan de encajar se de buena fe que algún día mi nombre resonara con el viento y me recordaran aquellos que alguna vez me quisieron.