
STAFF/@michangoonga
Recientemente, Javier Aguirre fue cuestionado sobre la situación de los migrantes mexicanos en el extranjero, a lo que respondió «No soy vocero de migrantes». El entrenador dejó claro que su responsabilidad está en lo deportivo y no en representar causas sociales fuera del fútbol.
“No soy portavoz de los mexicanos, soy entrenador de la selección mexicana. Le puedo dar un mensaje a todos los mexicanos que nos ven en el estadio, que nos ven en la televisión, que ojalá seamos dignos representantes de su país, eso en cualquier situación y en cualquier parte del mundo”, expresó Aguirre.
La declaración generó reacciones inmediatas, tanto dentro como fuera del entorno futbolístico. Para algunos, el técnico simplemente puso límites claros a su papel como director técnico; para otros, fue una oportunidad desaprovechada de mostrar empatía y solidaridad con una comunidad que sigue a la Selección desde lejos, muchas veces como una forma de mantener el vínculo con su país.
Uno de los que sí alzó la voz fue Carlos Vela, quien expresó su solidaridad con los migrantes y reconoció la importancia que tienen tanto para el futbol mexicano como para la identidad nacional.
“No todos los jugadores podemos hablar por ellos, pero sí podemos reconocer sus luchas y hacer visible lo que viven”, comentó el jugador.
Las palabras de Vela contrastan con la postura de Aguirre y abren nuevamente el debate sobre si figuras públicas como entrenadores y jugadores deben asumir o no un rol más activo en temas sociales y políticos, especialmente cuando se trata de comunidades que históricamente han estado marginadas o invisibilizadas.