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A principios de mes, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) junto con la Secretaría de Marina (SEMAR), reportaron una fuga de petróleo en las aguas del Golfo de México, sin embargo, la empresa de Petróleos Mexicanos (PEMEX), informó que solamente se trataba de pequeñas fisuras de 7 centímetros.
El presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO), durante una conferencia de prensa, indicó que se trataba de “una pequeña fuga disuelta en aceite”, pero de acuerdo a un análisis por investigadores de la UNAM, estimaron que la extensión rebasó los 400 kilómetros cuadrados.
Además, debido a la magnitud se advierte que la mancha llegará a las costas de Veracruz, Tamaulipas o Estados Unidos.
Luego de esto, la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, exigió una investigación profunda sobre el derrame el pasado miércoles.
Los priistas denunciaron que el gobierno no tiene como prioridad la protección ambiental, pues el presupuesto para el mantenimiento de instalaciones PEMEX se redujo en un 49% en los últimos dos años.
Por su parte, el director general de PEMEX, Octavio Romero Oropeza, señaló que no se trataba de una tragedia ambiental, aseguró que la gran mancha que se observa desde vía satélite en el Golfo de México y que se debe más bien al fenómeno natural conocido como “chapopoteras”.
Organizaciones ambientales como lo son Greenpeace, Centro de Derecho Ambiental y el Centro de Investigación Rural, entre otros, señalaron que la empresa petrolera, ha minimizado estos desastres, pese a que la situación es grave, tratan de cubrir el daño que provocan al ecosistema, acusaron de irresponsable a PEMEX.
