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Mexicana Sobrevive A Estampida En Corea: “Estaba Paralizada Y Ya No Podía Respirar”

“Estaba totalmente paralizada. No podía mover ni siquiera los dedos de los pies”, recuerda Juliana Velandia Santaella, sobreviviente a la estampida donde murieron más de 150 personas en Corea.

STAFF/@michangoonga

Juliana Velandia Santaella y Carolina Cano, dos amigas y compañeras de cuarto mexicanas que viven en Corea, no se imaginaron que la fiesta de Halloween a la que estaban llegando la noche del sábado se convertiría en una pesadilla en la que estuvieron a punto de morir y que por desgracia, recordarán siempre.

En entrevista telefónica para una agencia de noticias, Juliana Velandia, de 23 años y originaria de Mexicali, quien se encuentra realizando una estancia de intercambio en la facultad de medicina en la Universidad Católica de Bucheón, Seúl, platicó entre lágrimas como vivió los más de 30 minutos que estuvo atrapada entre varios cuerpos, pensando en que moriría.

La estudiante de medicina acudió con Carolina a la fiesta de Halloween en el barrio de Itaewon y tomó una foto al llegar; eran las 22:08 hora local. Velandía narró cómo empezó todo:

“Caminamos unos metros, doblamos a la izquierda y en el callejón ocurrió todo. Yo estaba en la parte de arriba de la pendiente. Y todos empezamos a caer hacia abajo. Nos empezaron a empujar, a empujar, a empujar y no paraban”.

Detalló que el callejón tenía por mucho 3.2 metros de ancho.

“En un punto nos empezaron a empujar tanto que la perdí (a  Carolina) de vista. Ya no sabía dónde estaba. Me empezaron a aplastar todo mi tórax y no podía expandir mis pulmones y no podía respirar” continuó explicando la originaria de Mexicali.

 “En un punto mis pies ya no estaban tocando el piso, ya había cuerpos debajo de mí. Había un muchacho que estaba inconsciente y me estaba aplastando y mis piernas estaban resultando tan aplastadas que dejé de sentirlas. Yo juré en un momento dado que iba a perder las piernas, que me las iban a romper… Que nunca más las iba a poder mover” y añadió que durante varios minutos solo pudo mover el cuello y sintió terror al darse cuenta de que “ya no podía respirar por la nariz porque no podía expandir los pulmones”.

“Me di cuenta que la única manera de poder seguir respirando era por la boca. Estuve haciendo respiraciones muy cortas y rápidas por la boca”. Pensé: ‘Vale, soy la siguiente’. Realmente pensé que iba a morir”, dijo.

EDITORS NOTE: Graphic content / A man sits amid the bodies of victims, believed to have suffered cardiac arrest, in the popular nightlife district of Itaewon in Seoul on October 30, 2022. – Dozens of people suffered from cardiac arrest in the South Korean capital Seoul, after thousands of people crowded into narrow streets in the city’s Itaewon neighbourhood to celebrate Halloween, local officials said. (Photo by Yelim LEE / AFP)

Sobre ella había un joven inconsciente. Alguien lo levantó y ella pudo respirar mejor. De repente sintió que alguien empezaba a tirar de ella para sacarla, era un chico coreano que a decir de Velandía no pertenecía a los cuerpos de rescate.

 “El problema es que mis piernas seguían atoradas entre todos los cuerpos. No podían levantarme. Este muchacho me ayudó a sacar mis piernas de entre los cuerpos. Cuando me liberaron miré el celular y eran las 22:58 de la noche. Quiero suponer que estuve ahí atrapada entre 30 y 40 minutos”, afirma.

Al haber estado tanto tiempo atrapada, sus piernas sufrieron de falta de circulación, por lo que tardó varios minutos en poder volver a caminar, ya que sentía sus piernas totalmente dormidas y no podía moverlas.  

Juliana continuó con la narración: “No encontraba a mi amiga, me quedé una hora esperando a ver si encontraba… su cuerpo”. Pero por fortuna, momentos más tarde recibió una llamada de Carolina, que había perdido su celular en la estampida, pero pudo llamar a su amiga desde el móvil de alguien más y así pudieron encontrarse.

 “Nos abrazamos y lloramos mucho cuando nos vimos porque realmente pensábamos que la otra estaba muerta”, dijo Velandia. “Es un verdadero milagro que estemos vivas”.

Derivado de este terrible accidente, Juliana ahora sufre ahora rabdomiólisis, lo que significa que gran parte de sus células musculares murieron por la falta de oxígeno que sufrió cuando quedó atascada entre los cuerpos. La rabdomiólisis puede a su vez causar daño al riñón y provocar otras secuelas. “Me duele respirar, me duele caminar. Básicamente no me puedo mover”.

G. Keith Still, un experto en seguridad de multitudes, explicó en entrevista para el diario The Washington Post:

“La gente no muere porque le entre el pánico”, dice. “Entran en pánico porque se están muriendo. Así que lo que ocurre es que cuando los cuerpos se caen, cuando la gente se cae encima, la gente se esfuerza por levantarse, y acaba retorciéndose los brazos y las piernas”.

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