STAFF / Alejandra Hernández-@AleSolAleLuna
En lo que hoy día es el Fraccionamiento de Villas del Pedregal de Morelia, el más grande de Latinoamérica, se encontraron vestigios arqueológicos de culturas antiguas, mismos que fueron cubiertos por derrames de lava, cuya actividad volcánica se cree es la causa probable de que los poblados que vivieron ahí se disgregaran.
El arqueólogo del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH), Ramiro Aguayo Haro, en entrevista señaló que este y otros 52 asentamientos con hallazgos arqueológicos fueron localizados a partir de la llegada del INAH a Michoacán en 1974, cuyo proyecto era explorar los alrededores de lo que fue el Valle de Guayangareo, con especial énfasis en el sur de la ciudad, en la Loma de Santa María.
“Tenemos 53 asentamientos arqueológicos en el registro actual de Morelia, hay presencia purépecha grande en Capula, se localizaron gran número de vestigios durante la construcción de libramiento Poniente de Morelia y en obras recientes como Villas del Pedregal, donde se hace referencia en datos históricos para determinar en este último caso la presencia humana en el periodo clásico, incluso se habla de una ocupación temprana de los 600 a los 900 a. C.”, refirió en entrevista para Changoonga.com
En el caso de este fraccionamiento Villas del Pedregal, ubicado al sureste de Morelia, refirió que fueron pocos los vestigios que se pudieron salvar debido a la lava de la actividad volcánica, los cuales fueron descubiertos durante la construcción y expansión del conjunto habitacional, ubicando pequeñas construcciones conocidas como caseríos.
“Pudieron tratarse de pequeños grupos que se asentaron de manera temprana en caseríos en esta zona triangular que ubicamos desde los años 70s, gracias las investigaciones también recuperamos vestigios en los sitios cercanos a Capula, que cuenta con una plaza central, así como en la colonia Lomas Del Valle y este fraccionamiento Villas del Pedregal, además en las faldas del Cerro del Águila”, refirió en entrevista.
Sin embargo, uno de los sitios con más vestigios es la Loma de Santa María, cuyas figurillas de tradición aparentemente Chupícuaro datan del 200 a. C., hasta los 900, sin embargo, el arqueólogo y la Investigadora Eugenia Fernández Villanueva Medina del Centro INAH Michoacán, descartaron se trate de una cultura distinta a la pirinea, de la cual no hay comprobación arqueológica más que la histórica y lingüística, que se vincula con lo otomí.
