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Mientras a lo lejos se escucha la suave melodía de un violín que toca las notas de canciones como «Señora, Señora», sobré la Madero, frente a Catedral de Morelia, un grupo de madres llora mientras exigen que se encuentre a sus hijos desaparecidos.
Con ojos enrojecidos dan testimonio del sufrimiento que hoy les impide celebrar el día de la madre, que las lleva a protestar con pancartas, y rogar a las autoridades se atiendan los casos de desaparición de sus hijos.
Hilda Paniagua Sánchez, habla de la nula respuesta de la fiscalía en la desaparición de su hijo, Saúl Castro Paniagua, un joven estudiante que acompañado de amigos fue secuestrado frente a un establecimiento.
A pesar de que estaba rodeado de testigos dispuestos a dar su testimonio, las autoridades no avanzan con la investigación de la desaparición de Saúl. Hilda, con un nudo en la garganta afirma no tener motivos para celebrar este día.
«Este 10 de mayo yo no tengo nada que celebrar porque me arrebataron a mi hijo, mi único hijo».
Por su parte, la señora Amalia Campo Verde contó que lleva un año y siete meses sin ver a su hijo, Felipe de Jesús Anguiano, que mientras trabajaba en su huerta desapareció sin dejar rastro.
«El jueves lo vi yo y desapareció el domingo (…) todavía desayuno conmigo, y cuando se va me dice ‘ya me voy ama, mañana nos vemos’ (…) y fue la última vez que ya no se de él».
Las paredes de los edificios en las inmediaciones de la Catedral moreliana quedaron tapizadas con los rostros de los hijos que no han sido localizados, con boletines que versan la información de cada uno de los hijos que sus madres hoy buscan con anhelo de volverlos a ver.