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Una familia en Texas, Estados Unidos, había pasado 3 meses en confinamiento para evitar el contagio por COVID-19, tras este tiempo, decidieron reunirse porque pensaron que ya era seguro.
Tras el encuentro, 14 miembros se contagiaron, uno murió y otro más permanece grave en el hospital.
Ante esto, Tony Green, quien fue el que organizó la reunión, admite que no puede evitar sentirse culpable.
Según medios locales, todo comenzó con Tony convenciendo a su esposa de ir a ver a sus padres, tras esto, Tony comenzó con síntomas ya que nadie usó cubrebocas durante la visita.
Dos días después de la visita, el suegro de Tony viajó para ver a una de sus hijas que acababa dar a luz, tras esto, el hombre, su esposa y los padres del recién nacido, enfermaron.
Tras esto, dos hermanas más, un sobrino y su cuñado también enfermaron.
Al respecto, Tony Green declara: «No puedo evitar sentirme responsable de convencer a nuestras familias de que era seguro organizar una reunión».