STAFF/Colab. Especial. Eliza Flores @eliz_ffp
En Morelia existen al menos cuatro organizaciones civiles que trabajan en protección de las trabajadoras sexuales, al comenzar la cuarentena los trabajos de prostitución tuvieron restricciones como cualquier otro servicio que no fuera de primera necesidad.
La prohibición a trabajar ha dejado al descubierto la falta de apoyos y desprotección de este sector laboral en la ciudad de Morelia, las y los trabajadores sexuales durante la cuarentena intentaron guardarse en casa, sin embargo la falta de ingresos los obligó a salir a las calles a continuar con su trabajo.
“Pagamos renta, agua, luz, alimentos y otros servicios como cualquier otra ciudadana”, comenta Gaby en exclusiva para Changoonga.com, “este año ha sido de los más duros, quedarnos sin trabajar de forma continua durante casi tres meses ha tenido un impacto muy fuerte en mi bolsillo, nosotras no vivimos en lujos, al contrario en situaciones precarias y amenazantes durante toda la vida, la situación actual solo ha venido a hacer más agudo y profundo lo que vivimos”.
Gaby tiene más de 20 años trabajando en las calles, es una de las trabajadoras sexuales trans con más experiencia en la zona de Carrillo, “he vivido de todo, abusos de autoridad, agresiones de los clientes, discriminación de las autoridades, pero también me he encontrado con personas que me han acompañado, he visto desfilar a muchas personas en las calles, y me he tenido que despedir de muchas amigas que han sido asesinadas solo por odio”.
“Una de las experiencias más fuertes que viví en los últimos años, me ha dejado marcada, no sé si es por qué es reciente o porqué razón lo siento tanto; no sé si fue el año pasado o a finales del antepasado, no recuerdo bien y a veces quisiera olvidarlo. Un cliente llegó, hicimos trato, me subí a su auto y al principio “todo bien”, hasta que comenzó a manejar muy rápido y pasarse los altos, ahí me di cuenta que las cosas no saldrían de la mejor manera.
Se estacionó en un lote baldío a las afueras de la ciudad, pensé que me iba a matar, pensé en que no volvería, fui violada en ese terreno por 4 o 6 hombres, no lo recuerdo bien, me golpearon, me humillaron y se burlaron de mí, ha sido una de las cosas más duras que he vivido en mi vida.
Cuando terminaron me comenzaron a golpear para que me parara, me quitaron todas mis pertenencias y me amenazaron en llevarme a Apatzingán como esclava sexual, sin embargo no sé porqué decidieron abandonarme en una orilla de la ciudad, tuve suerte de que me regresaran, muchas de nosotras somos asesinadas en manos de los hombres”.
En la actualidad las problemáticas más fuertes que tienen las trabajadoras sexuales es el hostigamiento de las fuerzas policíacas, quienes durante la cuarentena no les han permitido un trabajo libre, este asedio llega hasta los clientes, quienes ya no vuelven por las malas prácticas de los policías en la zona, “nosotras no ganamos mucho dinero, no trabajamos todos los días, y en esta cuarentena hay días en los que no hacemos ni un servicio, gastamos en venir a trabajar, somos cazadas por los policías y hay muy pocos clientes, las autoridades nos han prometido apoyos económicos y despensas que nunca llegaron”.
Hasta el día de hoy las autoridades no han permitido que se abran bares y centros nocturnos en la ciudad, lo que deja en estados de vulnerabilidad e indefensión, sumándole la poca clientela al sector sexual de la zona de Carrillo. Las trabajadoras sexuales de esta zona no son pocas, y sí muchos los problemas y amenazas a las que se enfrentan.