STAFF/ Colab. Especial. Eliza Flores
Hace más de una semana en todo México la Fase 3 de la contingencia sanitaria entró en vigor. El Gobernador del Estado, Silvano Aureoles decretó confinamiento obligatorio y para todo aquel que tenga necesidad de salir de su hogar deberá hacerlo con cubrebocas.
Los transportistas deben de negarte el servicio en caso de no portar alguna prenda que cubra la boca de los usuarios; un paliacate, una mascarilla desechable, y hasta los famosos N95 se observan en la población moreliana.
Caminando por el centro de la ciudad y Camelinas, el equipo de Changoonga.com pudo observar que aún hay ciudadanos que no se acatan a las disposiciones sanitarias emitidas a nivel nacional.
Las personas se quejan de dolor en los oídos por la presión que los resortes, otros hablan de que los cubrebocas no les permiten respirar libremente. Otros más señalan que esas chifladeras ‘no sirven para ni maíz’.
La ciudadanía en su mayoría ha decidido portal está prenda que hace unos meses solo lo usaba quien estuviera enfermo de gripe o tos. Hoy en día el tapabocas es un artículo de primera necesidad en los mexicanos, ya que en cualquier establecimiento es necesario portarlo para que como usuarios puedan acceder a los servicios.
Estas mascarillas las encontramos en todos lados, en el crucero, en la farmacia y hasta en la tiendita de la esquina, podemos acceder a ellos desde dos y hasta 35 pesos. Hay algunos de grado quirúrgico que oscilan entre los $100 y $300 pesos.
Allá por el 2009 en la época del H1N1 las guarderías y primarias eran todas coloridas con los tapabocas que las mamás improvisaron para sus hijos, fue una práctica nada común en aquellos años, una situación que parecía exagerada. En tiempos de coronavirus la venta de cubrebocas caseros se disparó y podemos observar a muchas personas con mascarillas de tela elaborados por manos morelianas.