Más que una corona… Certámenes de belleza
Los certámenes de belleza son como un sueño inalcanzable cuando no has concursado en ninguno, ves a esas hermosas mujeres y crees que nunca podrás estar en su lugar, pero eso es algo totalmente falso, o al menos yo me aseguré de que fuera falso
By: Milena Suástegui
Los certámenes de belleza son como un sueño inalcanzable cuando no has concursado en ninguno, ves a esas hermosas mujeres y crees que nunca podrás estar en su lugar, pero eso es algo totalmente falso, o al menos yo me aseguré de que fuera falso, pues en mi primer certamen aunque iba nerviosa, iba decidida a demostrar que cualquier mujer puede participar.
Mi intención al hacer una columna a cerca de este tema, es porque quiero dar a conocer que todo se puede en esta vida, que no hay sueño grande, sino que hay que trabajar en ellos para que se cumplan, y en un concurso como estos el esfuerzo y dedicación es la base de todo.
Creo que al decidir participar en un certamen de belleza lo primero que debemos tener en cuenta es que si llegamos a ser las ganadoras, debemos enfocar nuestro reinado a hacerle bien a la sociedad y a nuestro mundo, que nos enfoquemos en un proyecto no solo de tomarnos fotos, de portar vestidos, sino a una meta de poder “dejar huella” a eso debemos dirigirnos si llegamos a lograr que la corona esté en nuestra cabeza.
Dentro de estos concursos se viven una infinidad de sentimientos, desde las participantes que se esfuerzan al máximo para dar lo mejor de sí mismas en pasarela, oratoria, talento, y demás, los maquillistas que se encargan de resaltar la belleza de las guapas mujeres que participan, además de los diseñadores que con sus prendas logran captar la atención del público y hacer lucir demasiado a las chicas, también se encuentran los coordinadores que están al tanto de cada detalle para que el certamen salga lo mejor posible, y los fotógrafos, aquellos que se desviven por capturar el mejor momento de cada una de las participantes.
Ahora llegó el momento de hablar de la tan deseada corona, un objeto muy valioso dentro de los certámenes de belleza, pues muchas han sido las chicas que han tenido la fortuna de portarla y usarla como una plataforma para llevarle un mensaje al mundo, poner en marcha algún proyecto ecológico o ayudar a los que más lo necesitan, tal fue el caso de dos misses que recuerdo con mucho orgullo en estos momentos porque son michoacanas, Magdalena Chiprés y Melissa Flores, esas mujeres que sí supieron dirigir sus reinados a una buena causa, sin embargo, pocas son las que han sabido aprovechar su año, ya que también existen reinas “grises” que solamente obtienen el título y no se esfuerzan en dejar huella.
Y algo que no quiero pasar desapercibido es la ilusión muy grande que tiene cada joven de ser la portadora de la tan anhelada corona que solo una tendrá la dicha de tenerla, esa ilusión que no te sale de la cabeza desde que decides participar, es algo que esperas que suceda, por lo que te esfuerzas demasiado e incluso llegas a hacer hasta lo imposible por ser digna de llevarla en tu cabeza. Recuerdo haber escuchado a una de mis compañeras, que estaba muy apenada por haber perdido el certamen, pues su familia no contaba con el recuso suficiente y su mamá solicitó préstamo de dinero para poder rentarle los vestidos a su pequeña y tener más posibilidades de ayudarle a cumplir su sueño de ganar el concurso.
El caso anterior es nada comparado con muchos otros sueños rotos que no se pudieron cumplir, no por no haberse esforzado o por no haber hecho dieta, o por no tener talento, sino porque en muchos certámenes la corona ya fue destinada desde un inicio a una chica, y a veces esa chica no sabe sacarle provecho a su título, y cuando hablo de provecho no me refiero que deba creerse superior a los demás o deba de surtirse de todos los productos de los patrocinadores de la marca, sino que con ese título se le abren las puertas de muchos lugares para poder llevar a cabo un mensaje a los jóvenes, o más que un mensaje, un proyecto ya sea ecológico, de empoderamiento o de ayudar a quienes más lo necesitan.
En mi opinión personal, creo que como reinas de belleza se debe transmitir a la sociedad y sobre todo a los jóvenes, el amor propio, el amor por su municipio, estado y país, el ayudar al prójimo, el cuidado del medio ambiente y muchas cosas que verdaderamente son más importantes que el hecho de verte bonita, estar alta, delgada, ser de test blanca o morena, porque al final de cuentas la belleza que más interesa es la que llevas dentro.
Culmino mi columna con algo que estoy sumamente segura y que debemos de poner en práctica a la voz de ya: De nada sirve estar bonitas, si no somos buenas personas. Dejemos de querer ser “perras” y esforcémonos cada día por tener mejor educación, valores y seguir en la lucha de cumplir nuestros sueños aun cuando nos digan que estos son imposibles.
Mi nombre es Milena Suástegui tengo 21 años, Fui Miss Teen Universe La Huacana 2016, Miss Teen Earth La Huacana 2016, Miss Petite Model Michoacán 2017 y Mexicana Universal Morelia 2018, en 2017 también quise participar en Miss Earth Morelia, pero por cuestiones de trabajo no lo pude llevar a cabo.
Soy Licenciada en Ingeniería en Sistemas de Información, llevo 4 años en los medios de comunicación, soy madre y… espero que te haya gustado mi columna, ya que cada semana hablaré de distintos temas de belleza en general, certámenes, modelaje, tips, y mucho más que quiero compartirte
POR TRATARSE DE UN ESPACIO EDITORIAL, CHANGOONGA.COM NO SE HACE RESPONSABLE DEL CONTENIDO DE ESTA COLUMNA QUE SÓLO REFLEJA EL PUNTO DE VISTA PERSONAL DE LA QUE FIRMA.