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“Duele estar vivo”, asegura el activista social Rafael Martínez Gómez al denunciar en redes sociales las condicioens en que subsisten indígenas jornaleros procedenets de Guerrero y que viene a trabajar en tierras michoacanas en condicioens infrahumanas.
A decir de Martínez Gómez, se trata de la situación que están viviendo en estos días entre 100 a 300 indígenas guerrerenses quienes trabajan en plantaciones de jitomate, tomate y chile en el municipio michoacano de Coalcoman.
En plena Tierra Caliente, las condiciones para que estos indígenas se ganen la vida son pésimas por no decir que inexistentes, toda vez que no hay ninguna autoridad, ni civil ni laboral ni gubernamental, que les apoye.
Así, sin tener techo o resguardo de parte de sus empleadores, los jornaleros deben refugiarse donde puedan y como puedan, con la solidaridad de algunos vecinos de la zona como el propio Rafael Martínez:
“Les ofreci un espacio a cielo abierto, para que sus niños jugaran, lavaran y tendieran su ropa, e hicieran de comer como pudieran en tres piedras. Ellos hablan otro idioma, es posible no me explique, pusieron plástico, y se refugiaron de las inclemencias”, expresó.
Sin embargo por esta época del año arriban otros migrantes procedentes de la Sierra- Costa del estado y los refugios ya no son suficientes, por lo que los jornaleros guerrerenses han tenido que reacomodarse, llevando consigo varios niños quienes son los que luego padecen más los estragos de vivir a la interperie, toda vez que incluso carecen de lo más elemental como ropa y zapatos.
Ante esta situación el activista Martínez ha lanzado un llamado para que las autoridades volteen a ver lo que se está viviendo en Coalcomán y realicen acciones humanitarias de apoyo a esta población de la más vulnerable.
