La torre blanca y los conejos (Capítulo I) // By Camila Cienfuegos
Por Camila Cienfuegos (entre la primavera y el verano)
La Torre Blanca se decía representante de un poderoso rey destronado a quien afirmaba, una partida de ladrones habían robado dos veces su corona seis y 12 inviernos atrás; y así, entre sus correligionarios del reino de los conejos, buscó hacer alianza, ganar simpatías para su alteza, el Rey Lagarto.
Pero no sabía la Torre Blanca que entre los conejos había un miembro que también aspiraba a ocupar el trono de los mexicles: el príncipe Conejo, cuyo hermano, Toño, tenía la encomienda de abrirle camino hasta la victoria sin importar las talegas de dinero que gastara.
La Torre Blanca había ocupado antaño el cargo de ministro del Interior bajo el mando del misterioso rey León Godo, y bajo su tutela, luego de su reinado, se hizo parlamentario en el Consejo Supremo Mexicle desde donde maquinó artilugios, mentiras y traiciones para buscar coronar rey al Lagarto y al mismo tiempo, ser recompensado con algún ministerio importante en el gobierno de su destronado jefe.
Los hermanos Conejo también planificaron con detalle un magnífico y pormenorizado plan para acotar las oscuras intenciones de la Torre Blanca y evitar en lo sucesivo, una cuantiosa deserción del Reino de los Conejos que tambaleaba y amenazaba con pasar al poder del Rey Lagarto.
– Es importante por nuestra seguridad, acotar la lengua bífida de la Torre Blanca, que ha inundado de dudas y sembrado en encono en todo el Reino de los Conejos -dijo el príncipe Conejo a su hermano Toño.
– Buena idea sería indagar en el pasado de la Torre Blanca cuando era el ministro del Interior y todos en algún momento nos beneficiamos de la gracia del rey León Godo –respondió Toño, al momento de frotarse las manos en señal de satisfacción.
Los hermanos Conejo se despidieron, no sin antes acordar un contraataque.
Esta historia continuará…
¡¡¡Excelente jueves para todoooooooos!!!