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Paradojas de la vida: El 3 de marzo del 2013, una leona de nombre “Morelia” conmovía a los animalistas de todo el país por su pésima condición física, en un abandono tal que apenas podía sostenerse en pie por sí sola, flaca hasta los huesos, deshidratada, con garrapatas y una lesión en la parte frontal de su cabeza, mientras yacía en una jaula.
Junto con “Morelia”, «Boatriz» la boa, «Liza» una mono araña, así como una hembra de tigre de bengala, se encontraban en condiciones deplorables similares, aún cuando formaban parte de un espectáculo circense instalado en Guadalajara, Jalisco.
¿Los responsables? Los dueños del circo “Daniel Atayde”, justo el mismo circo al que el Zoológico de Morelia le vendió este lunes pasado seis crías de escasos meses: un hipopótamo del Nilo (en peligro de extinción); así como de dos tigres, un león, una mula y un pony, quienes fueron “embarcados” argumentando un excedente de animales en el parque, según informó su director, Martín Závala Mondragón.
Pero el historial de maltrato animal de dicho circo tiene como primera referencia el 19 junio del 2008 cuando la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Sonora informó que buscaba el circo Daniel Atayde, cuyos dueños se habían dado a la fuga luego de que le fueran decomisados cuatro tigres, cuatro jaguares y un león, porque uno de los tigres atacó a un hombre de nombre Carlos Noé Murillo una semana antes.
La delegación sinaloense de la Profepa informó en aquel entonces mediante un comunicado que el circo presentó copia fotostática de una Unidad de Manejo Ambiental y su Plan de Manejo, pero a nombre del Circo Carolina de Kenya, no Atayde; igual resultó con varias notas de remisión que supuestamente amparan la venta de otros animales, aunque a nombre de la empresa Promociones Aguilar y de personas físicas.
El tiempo transcurrió, los medios de comunicación sonorenses ya no asentaron si se pudo efectuar la sanción contra los dueños hasta que regresaron a ser noticia con el episodio de “Morelia” la leona, quien aparecía en el escenario junto al «guapísimo Tarzán», hombre de pelo largo y torso desnudo que llevaba consigo un garrote, que dejaba caer con toda su fuerza sobre el cráneo de la hembra, para lograr su completa obediencia.
Erika Ortigoza, Directora Bioparque Convivencia Pachuca, donde actualmente se restablece “Morelia” refiere acerca de la condición en la que llegó: «Realmente era un guiñapo, totalmente en su jaula ya no podía incorporarse».
“Morelia” se recupera de una atrofia en su pata derecha, por una descalcificación severa y la extracción que hicieron de sus garras. «No son cirugías, ni hechas por veterinarios, ni mucho menos, entonces utilizan métodos de tortura para poder, arrancar, extraerlas como mazos que adormecen por el mismo golpe y extracción con pinzas de las uñas», refirió Ortigoza.
Los medios reseñaron que los dueños del espectáculo donde se presentaba «Morelia» podrían ser sancionados con el decomiso definitivo de los animales, la revocación del registro para operar como circo y una multa económica que puede ir de 50 mil días de salario mínimo.
Así tenemos que estos son los antecedentes criminales del circo al cual el Zoológico de Morelia -institución que por origen debería buscar preservar la vida- determinó venderle seis ejemplares, insistiendo en que uno de ellos está en peligro de extinción.
Activistas y animalistas han referido que actualmente dicho circo se encuentra de gira en Acapulco, Guerrero.