La Reforma Energética, el yunque panista y los masones del PRI/ By @gaaelico
Por Toño Aguilera
La discusión y el debate generado por el tema de la Reforma Energética, no sólo implicó que una parte de la sociedad se movilizara para impedirlo, y que otra parte de plano fuera indiferente sobre lo que implica la apertura de los energéticos a manos extranjeras, pero también despertó una vieja confrontación que existe en México desde hace poco más de 150 años, la confrontación entre liberales y conservadores.
En 1938, Lázaro Cárdenas, masón activo, implementó la Ley Expropiación de 1936 y del Artículo 27 de la Constitución Mexicana aplicados a las compañías petroleras el 18 de marzo de 1938. Este acto hizo enfurecer a la derecha mexicana, la cual habría sufrido sendas derrotas desde la guerra de reforma, se recuperó en el Porfiriato, pero volvió a perder en la Revolución.
No hay que olvidar que el PAN fue creado un año después de la expropiación petrolera con dinero del extranjero para oponerse a toda la política de Cárdenas. El fundador del Partido Acción Nacional fue Manuel Gómez Morín quien fuera precisamente el abogado de de las empresas extranjeras en contra de la expropiación petrolera.
Por años, la masonería, desde el PRI, fue la protectora y defensora de la expropiación petrolera y del Artículo 27, sin embargo ese compromiso fue decayendo con los años.
A partir de la irrupción de la corriente neoliberal, hace 30 años, el PRI cambió de ideología y comenzó a flexibilizar sus principios, y poco a poco se fue adviniendo a la derecha.
Junto al PAN, su mayor enemigo, el PRI se subió al tren de las privatizaciones y a la desmantelación del estado laico.
En su época, la expropiación petrolera se dio en condiciones muy especiales y fue un gran avance en beneficio de la nación, y generó en los mexicanos una cultura defensora del patrimonio, oponiéndose a la privatización.
En la década de los 80 surgió en las filas del PAN un grupo paralimitar radical conocido como El Yunque, herederos de los Sinarquistas, que declararon la guerra a la masonería, ubicada entonces en el PRI.
Sin embargo la estrategia de este grupo, que renunció a la vía violenta, fue infiltrarse en las altas esferas del poder. Con la salida del PRI y el arribo del PAN, el Yunque vio la oportunidad inmejorable de afianzarse en el poder y dejar la semilla del conservadurismo neoliberal.
Y logró la transformación del PRI e incluso de la masonería más cercana a ese partido. El Yunque logró infiltrarse en la masonería, flexibilizando su compromiso con el liberalismo y el activismo político, y alejando a los masones del centro del poder.
La masonería del PRI optó por convertirse al neoliberalismo conservador –toda una contradicción en sí misma- y generó nuevos cuadros instruidos en los principios del conservadurismo económico. Ese grupo fue conocido como los Chicaho boys, y uno de sus integrantes es Enrique Peña Nieto, que a pesar de ser masón –condición que los priístas consideran sine qua non para ascender en el escalafón político- es uno de los numerarios del Opus Dei en México.
Por estas fechas, se ha consumado la aprobación de la Reforma Energética, la cual es un triunfo del PAN y del Yunque, mas no del PRI, todo ante la mirada cómplice, subordinada y silenciosa de la masonería priísta, que prefirió alzar la mano y cerrar los ojos.
México es un país construido de la mano de la ideología liberal y de los masones, y muchos de sus símbolos, de sus prácticas civiles y culturales así lo atestiguan, pero hoy por hoy, la masonería prefiere deambular al interior de sus templos, y abstenerse de participar en la vida pública, por ende el conservadurismo cabalga triunfante.
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