STAFF/Margarita Arreola-@michangoonga
El movimiento estudiantil del 68, marcó la historia de México en cuanto a movimientos sociales, pero la lucha de la mujer en este proceso es poco conocida; Ana Ignacia Rodríguez, mejor conocida como la «Nacha», era una joven estudiante originaria de Taxco Guerrero que recién regresaba de la carrera de Derecho en la UNAM, cuando CU fue intervenido por militares.
Este episodio previo al 2 de octubre de 1968, cambiaría la vida de Nacha para siempre, decidió unirse al movimiento como brigadista haciendo labores de información y pintas al igual que los hombres, razón por qué fue presa en tres ocasiones estando en cárceles como Lecumberri y Santa Marta Acatitla, pasando años presa acusada de 10 delitos, 8 comunes y 2 políticos.
El libro Cartas de Libertad, de Ana Ignacia Rodríguez, narra las historias de las cartas que fueron enviadas de una cárcel a otra durante el movimiento del 68, ilustrado por dibujos hechos por los presos políticos o estudiantes de la época; se presentará el mañana 26 de febrero a las 12 horas en la facultad de historia y en la Casa de Estudiantes Lenin, el miércoles a las 5 de la tarde.
La autora de este libro, cuenta de viva voz como tiene la fortuna de estar viva a más de 50 años del movimiento; Nacha fue sentencia a 16 años de cárcel, de los cuales solo estuvo tres, en conjunto con Tita y Adela Salazar, en una cárcel común donde se encontraban presas como la pozolera y la viuda negra, en comparación con los hombres a quienes en Lecumberri se les agrupó en una sola crujía, lo que les permitió agruparse y organizarse mejor, mientras que las mujeres estaban a merced del acoso y hostigamiento perpetuado por el gobierno en una cárcel para delincuentes.
Nacha, es de las pocas mujeres que pertenecieron al movimiento que aún siguen con vida y que han decidido contar lo que sucedió estando presas donde sufrieron de golpes y acoso en todos sentidos, señala que hay una deuda histórica con las mujeres que participaron en el 68, pues muchas de ellas quedaron en el anonimato por miedo a represalias.
