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Con Harta Necesidad De Fé: Gobierno Michoacano Va A Misa

STAFF/ O.Melissa García @OmaidaMelissa

«En el nombre del padre, del hijo, y del espíritu santo», enalteció el Nuncio Franco Coppola, representante del Vaticano en México, en un jolgorio que logró reunir a los personajes más importantes dentro de la política Michoacana: Silvano Aureoles -gobernador del estado, Pascual Sigala Páez – titular del Legislativo- y Alfonso Martínez Alcázar – alcalde de Morelia.

Todos contemplaron la colocación del Palio Arzobispal que le fue concedido a Carlos Garfias Merlos, por el Papa Francisco, como nuevo Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia para el periodo 2017-2018.

A Silvano no se le vio titubear en las reverencias, ni gesticular como acostumbra, solo se dedicó a observar, a escuchar sin prisa y a sonreír, pues la única cita que le seguía a la ceremonia, que duró dos horas, era una reunión privada con la grey católica.

Los políticos michoacanos arroparon al Arzobispo en su nueva encomienda, pues Garfias Merlos agradeció la presencia de las “respetables autoridades civiles”, es decir, del gobernador, el presidente independiente de Morelia, del titular del Congreso, y de pasada, la del Secretario de Seguridad Pública, ahí presente, mientras explicaba que su estancia en Michoacán era para fortalecer los lazos de unión y fe en la Entidad.

Insisto dijo el Arzobispo, “en hacer y caminar juntos -con las autoridades- como lo hacemos nosotros como Iglesia con las demás organizaciones e instituciones de la sociedad civil, siempre será de mayor alcance el que podamos construir juntos el Michoacán y el México que todos anhelamos”.

Los cánones laicos dejaron ver a un gobernador sonriente, inquieto, y respetuoso, pues a pesar de la duración de la ceremonia y ante el desfile de obispos, arzobispos y curas de toda la región, el mandatario se sentó y levantó cuantas veces fue instruido por los requisitos doctrinales.

Eso si, a la hora del Padre Nuestro, los únicos que hicieron gala de pronunciarlo, espero que con mucha fe, fueron el alcalde moreliano Alfonso Martínez y su esposa, quienes también recibieron de su personal, un billete de cien pesillos, pues la charola católica pasó frente a Pascual Sigala quien hizo como que Dios le hablaba, frente a Aureoles Conejo, que sonriente dejo pasar el canastito, no así los representantes independientes.

Sin embargo Alfonso prefirió que su esposa depositara el minidiezmo, mientras que Juan Bernardo Corona, titular de SSP, desvió la mirada ante la parroquiana que le arrimó el canasto.

Los únicos hincados durante la celebración eucarística fueron de nueva cuenta los independientes, a estas alturas, no está demás inclinarse para recibir cualquier tipo de bendición.

El momento de la comunión desplegó a una veintena de sacerdotes, incluyendo a Garfias Merlos para entregar el cuerpo de Cristo a los feligreses y con ello enaltecer la celebración.

Silvano aprovecho para revisar el celular, Pascual Sigala, se “deszestrezo” a pierna suelta luego de los sermones, mientras el munícipe apretaba las manos mirando a todas partes.

Ya dispuestos a estirar las piernas y dejar que el sol le entrara al cuerpo, el Arzobispo pidió de nuevo se sentaran todos los presentes. Las “autoridades civiles” sonrieron resignadas, pues la canción del Pescador ya había terminado, el “pueden ir en paz” ya se había escuchado, sin embargo, diez minutos más necesitó Carlos Garfias para agradecer de nueva cuenta y resaltar la importancia de la fe católica.

Las sotanas blancas abarrotaron la Catedral, el jolgorio estaba por seguir la fiesta aun costado de la iglesia, pues una lona blanca abarcó prácticamente el patio por fuera de la nunciatura, las mesas con manteles blancos y amarillos, muy vaticanistas, estaban listas para recibir a los congregados.

La fiesta no era para menos, el Palio Arzobispal es un símbolo católico que enaltece el trabajo realizado con motivo de la fe y movido por el espíritu, ese Palio es un Rosario hecho a base de lana, mismo que se le otorga a quien encabeza por primera vez una Arquidiócesis, eso fue lo que recibió Carlos Merlos, un michoacano retador, que llevó a la casa de Dios, al Estado laico y Soberano de Michoacán.

La convivencia entre el recién nombrado Arzobispo de Morelia y el titular del Ejecutivo, ha sido ciertamente recíproca, pues a Garfias Merlos se le suele ver en las giras de trabajo que Silvano realiza al interior del Estado, relación que bien pudiera denominarse “perversa” además de “morbosa”, sino estuviera entre tanto la fe.

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