STAFF/@michangoonga
En la mítica cancha del Estadio Morelos, donde tantas historias del fútbol se han escrito, esta vez fue turno de que la tinta, el micrófono y la pasión hicieran lo suyo. En un partido amistoso, lleno de camaradería pero también de intensidad, el equipo de Prensa Amiga de Marcos logró una emocionante remontada de 2-1 ante el combinado de la Secretaría de Gobierno (Segob).
El duelo, que se jugó en un formato poco convencional de tres tiempos de 30 minutos, arrancó con dominio de la Segob, que aprovechó un descuido defensivo para abrir el marcador. El gol tempranero encendió el ánimo de ambos equipos y dio paso a una auténtica feria de fallas: remates desviados, atajadas espectaculares y goles cantados que se fueron por un costado.
Fue hasta el tercer tiempo cuando Prensa Amiga de Marcos encontró el empate, tras una mano dentro del área que se sancionó con penal. El balón fue cobrado con sangre fría y se clavó en las redes para poner el 1-1 y devolverle el alma al equipo.
Ya en el tramo final, la Segob tuvo en sus botines el triunfo desde los once pasos, pero apareció el héroe inesperado: el arquero de Prensa voló para detener el penal y mantener con vida a los suyos.
Y como dicta el fútbol de barrio y corazón, en la siguiente jugada, tras un rebote en el área, cayó el gol del triunfo. Un derechazo entre piernas, al fondo de la red y al fondo del alma.
El silbatazo final decretó no solo una victoria, sino la reafirmación de que cuando se juega con pasión, compañerismo y un poco de fortuna, el fútbol también lo escribe la prensa.