STAFF/Sebastián López Mendoza-@sebaslmm
Por primera vez en la historia, el Viacrucis viviente se representó frente a la Catedral de Morelia, con un montaje sobre la avenida Madero que atrajo a cientos de personas que, desde muy temprano, comenzaron a ocupar su lugar bajo un sol intenso. Muchas llevaban sombrillas, gorras y botellas de agua para soportar el calor del mediodía, pero a medida que el evento avanzaba, el cielo se fue nublando poco a poco, hasta que casi al final, justo cuando Jesús era crucificado, se despejó el cielo y el Sol volvió a salir.
Mientras la gente, ya lista con sus celulares para grabar este evento, comenzó la representación con la escena del juicio, donde Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, y en total silencio, se pudieron escuchar los gritos del pueblo y los fariseos exigían su crucifixión. La tensión era perceptible cuando Pilato, tras “lavarse las manos”, dejó en manos del pueblo la decisión. Cuando se eligió liberar a Barrabás y condenar a Jesús, el público presenció la injusticia con conmoción. La escena impactó a muchas personas, que seguían cada palabra del guion con atención, visiblemente conmovidos.
Tras la condena, los soldados romanos colocaron la cruz sobre los hombros de Jesús con gritos y golpes que retumbaban por el escenario. Fue entonces cuando descendió e inició la procesión por el cuadro central de la ciudad. Muchas personas seguían de cerca cada parte con sus celulares, tratando de estar lo más cerca posible de la representación para no perderse ninguna escena. El paso era lento, y entre cada caída, se podían escuchar las oraciones de algunos creyentes, que se mezclaban con la grabación de las palabras de Jesús. Otros cerraban los ojos o simplemente presenciaban con silencio y respeto.
En cada cruce de calles, la caminata se detenía para dar paso a monólogos o escenas donde aparecían personajes como María, María Magdalena, Simón de Cirene, las mujeres de Jerusalén y los fariseos. Las actuaciones, reforzadas por la música y las expresiones de dolor, mantenían al público atento, en silencio total o con expresiones de asombro y tristeza.
La procesión concluyó frente a la Catedral, donde Jesús cayó por tercera vez. El público, que seguía su camino alrededor del cuadro, se detuvo por completo. Se pudo escuchar a un papá explicándole a su hijo lo que estaba ocurriendo, mientras el niño observaba con atención. Siendo así, Jesús se levantó con esfuerzo, subió al escenario y fue crucificado junto a los dos ladrones. En ese momento, las nubes comenzaron a moverse y el Sol volvió a iluminar el escenario principal.
Durante el evento, tres personas interpretaron canciones en distintos momentos, con voces potentes y emotivas que reforzaban el sentimiento en cada fase del Viacrucis. Cada canción iba acompañada de dolor, emoción, así como de reflexión y entrega de ese momento.