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El sentir de los desaparecidos

Escribe: Boris González Ceja

El 1 de abril del 2019 el señor A. Osornio y su hijo N. Osornio originarios de Michoacán, salieron de Tijuana para intentar cruzar a Estados Unidos, perdiéndose la comunicación con ellos ese mismo día. Dos días después las autoridades encontraron dos cuerpos en la carretera de Tijuana. Los cuerpos no fueron identificados por las mismas autoridades a pesar de la denuncia de desaparición y se inhumaron en la fosa de Tijuana.

Se ha solicitado a las autoridades de Michoacan su intervención, no obstante sólo dicen no ser de su competencia justificando que el delito no fue en el estado. Los cuerpos fueron identificados por sus familiares y las comparativas genéticas dieron positivo, pero el trámite está atorado por que no se ha autorizado el recurso en la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas de Baja California a cargo de María Alejandra Basaldua Ayala, para las exhumasiones y el traslado de los cuerpos a su lugar de origen.

Lo que exigimos a las autoridades tanto de Baja California, de Michoacán y del Gobierno Federal es que se agilice el trámite, que no hagan esperar más de lo que ya ha esperado su familia, se supone que ellos tienen el recurso para estos casos, sólo quieren traelos a casa, a su tierra y poder descansar de esta pesadilla.

He visto a muchas familias buscando a sus desaparecidos, con mucho dolor, con una desesperanza que a algunos no les alcanza en la vida, muriendo con el sentimiento de no haber podido encontrar de nuevo a su desaparecido.

Un Estado corrupto, arrodillado por la delincuencia, nunca será ejemplar ni puede ser histórico, sobre todo por la falta de decisión para poder lograr darle valor al sentir de los desaparecidos. Su voz en el silencio nos dice que no debemos, y no podemos, dejar de pensarlos, no podemos dejar de buscarlos, hasta encontrarlos.

México es una gran fosa clandestina, gobernado en amplias zonas del país por narcotraficantes, el sentir de los familiares de los desaparecidos es de una desesperanza abismal con el gobierno, que prometía más y que nos esta quedando a deber en el tema de la justica, justicia para las familias de los desaparecidos, ya que sólo queremos una cosa, encontrarlos y una vez que los encontremos lo mínimo que pueden hacer es cumplir con sus obligaciones para reparar el daño. Es hasta burlesco que lo llamen así, reparación del daño, porque en primera, ese daño nunca debió haberse generado, mucho menos lo podrán reparar, pero sí está en sus obligaciones hacerlo menos tormentoso, menos tedioso, menos burocrático.

Sin duda el presidente es muy querido por miles de personas, sin embargo en cuanto a la atención a los desaparecidos, a las víctimas directas e indirectas, ha sido poco asertivo. Él y sus gobertantes se han visto rebasados por el crimen organizado, que si bien no es un problema nacido en este sexenio, sí es su responsabilidad atender y resolver los daños ocasionados por estos, las personas que vivimos esta degracia de tener un familiar desaparecido triste y lastimosamente sentimos que nos ha dado la espalda.

Tenemos más de 5 mil 600 fosas clandestinas, con más de 100 mil desaparecidos y miles de personas no identificadas, miles de familias en busca de familiares, cada vez conocemos a más personas que tienen “perdido a un pariente” y las carpetas de investigación archivadas, olvidadas como si no se tratara de nadie, las familias denunciamos y recurrimos a las autoridades que se supone saben que hacer, el problema es que hacen poco o nada, en la mayoría de los casos son las mismas familias las que encuentran a sus desaparecidos, como fue el caso anterior.

En México la política pública para los maleantes es de tolerancia, pareciera que es a ellos a quien se protege, nuestro presidente se ha convencido de que en su gobierno ya no hay corrupción e impunidad, que ante su ceguera los servidores públicos se coluden con los delincuentes o son ellos mismo tales delincuentes ¿alguien de los familiares de desaparecidos le darían un abrazo a sus verdugos?

La búsqueda debe realizarse con una estrategia integral, y en el país las autoridades van a donde les conviene, no atienden los casos: como vimos al principio, un padre e hijo fueron desaparecidos en Tijuana y fueron inhumados en calidad desaparecidos, aún cuando la fiscalía tenía la denuncia de su desparición, fue hasta cuatro años después cuando con sus familiares los identificaron porque los buscamos y los encontramos: ahora  deben regresar sus cuerpos a Michoacán, pero hasta el día de hoy el Gobierno no ha actuado para entregarlos a la familia, para que puedan ser enterrados en su tierra.

Causas y azares…

  • Las leyes de desaparición en el país son letra muerta, hecha entre amigos para quedar bien entre ellos. 
  • La condecoración al General Cienfuegos de parte de AMLO es un mal presagio para el país del autoritarismo infantil.

Hasta la próxima, que no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

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