STAFF/Felipe Trujillo
No eran más de 50 personas a diferencia de Nueva York que se contaban por cientos cuando fue allá hace unos días, pero varios de los morelianos que aguardaban la salida del presidente de México lo hacían con mismas ilusiones de ver a su líder de cerca.
«¡Presi! Presi!» le gritaban a la distancia tras el vallado a la entrada principal de la XXI Zona Militar por donde salió tras dar su conferencia mañanera desde Morelia donde habló de salud y seguridad y de la situación de Michoacán y se comprometió a brindar todo su apoyo a la entidad por lo que anunció, entre otras cosas, que vendrá al estado cada tres meses.
«¡Salúdenos presidente!» Le clamaba una mujer al ver avanzar al mandatario nacional en su Suburban negra, y a cambio los presentes recibieron -tuvieron que conformarse- con la mano al aíre y su figura medio asomándose desde el asiento del copiloto, avanzando en primera velocidad para abandonar la instalación militar.
Entre el poco menos de medio centenar que aguardaban la salida de Andrés Manuel López Obrador había una veintena de profesores de la CNTE que tranquilitos, se limitaron a verlo pasar con la esperanza de que leyera sus cartulinas que les permitieron pegar en las vallas con consignas textuales exigiendo pagos y prestaciones pendientes, pero nada de expresiones verbales ni signos de bloqueos como los que le infringe a la ciudadanía.
El jefe del Ejecutivo federal, por cierto, no pernoctó en Morelia como él mismo lo dejó entrever un día antes, sino que llegó alrededor de las 6am y sólo duro unas 4 horas y media en la ciudad para después dirigirse a Zitácuaro para supervisar obras.
Mientras tanto, afuera lo esperaban morelianos que acudieron con la intención de entregarle peticiones por escrito y principalmente tenían la esperanza de saludarlo en persona y estrechar su mano.
Entre ellos había un chavito de 14 años que quería presentarle una propuesta para apoyar a mamás solteras, una pareja que requiere apoyo para una escuela de palitos, un grupo de extrabajadores del Seguro Popular entre otras personas más.
Todo este grupo de personas corrió media cuadra en las inmediaciones de la XXI zona militar buscando efusivamente ser escuchados por el mandatario federal, quien solo se limitó a saludarlos desde su camioneta, la cual viró hacia el lado contrario de donde se encontraba la gente.
Finalmente, el grupo de morelianos detuvieron su carrera y con una sonrisa en el rostro regresaron un tanto decepcionados, «lo quería saludar de mano, pero al menos le pude mandar mi propuesta», expresó el joven de 14 años.