STAFF/@michangoonga
En el marco de su 50 aniversario, el Parque Zoológico “Benito Juárez” le dio la bienvenida a su residente más joven, una llama (Lama glama).
La gestación de una llama dura unos 350 días y regularmente nace sólo una cría de aproximadamente 10 kilos de peso, misma que puede caminar y correr una hora después de haber nacido. En vista de que la madre no puede lamer al pequeño debido a su corta lengua, se limita a acariciarlo y emitir sonidos.
La cría se amamantará hasta el cuarto mes del nacimiento y por ahora se encuentra en proceso de adaptación y poco a poco se estará incorporando a la manada, la cual consta de otros 6 ejemplares.
La llama es un mamífero sudamericano domesticado, descendiente del guanaco, los pueblos indígenas de América del sur. Su origen es norteamericano y apareció ahí hace aproximadamente 40 millones de años, pero las poblaciones emigraron a sus zonas de distribución actuales hace unos 3 millones de años. Posteriormente se extinguieron de América del Norte.
Su área de distribución natural corresponde a las montañas andinas de América del Sur, pero hoy en día también se les encuentran en Norteamérica, Europa y Australia.
Pertenece al hábitat de las tierras altas de los Andes y del Altiplano de Perú, en medio de climas templados y a altitudes de aproximadamente 4,000 metros sobre el nivel del mar.
Recordemos que estos animales pueden llegar a medir entre 1,7 o 1.8 metros de altura en la parte superior de la cabeza y unos 120 cm hasta sus hombros. Llega a pesar entre 130 y 200 kg. Una llama de unos 114 kg puede soportar una carga de entre 45 y 60 kg y puede caminar un promedio de 25 km al día.
Su promedio de vida es de entre 15 y 25 años, con excepciones de algunos individuos que han llegado a vivir hasta los 30 años o más.
A pesar de que el Zoológico se encuentra cerrado al público para atender las indicaciones sanitarias ante la pandemia por el COVID-19, la vida para los ejemplares al interior del zoológico continúa de manera natural.
Este alumbramiento y todos los que tiene lugar en el parque se deben en gran medida a la adaptación de los ejemplares a las condiciones naturales de la ciudad de Morelia como el clima, además del trabajo y dedicación del personal que los atiende, los guarda animales, gente de mantenimiento, área de nutrición y los médicos veterinarios adscritos al parque, quienes están poniendo mayor énfasis en las medidas sanitarias necesarias para salvaguardar el bienestar de éstos y todos los animales, así como de los colaboradores que contribuyen con la institución.
Finalmente, el director del Zoo “Benito Juárez” subrayó que con este logro se reafirma el compromiso del recinto para continuar con los programas de conservación, protección y preservación de la fauna y el medio ambiente en Michoacán.