Despojo de censuras… Consecuencias Emocionales De La Ausencia Materna En Los Hijos
Desde la concepción de los hijos la figura materna viene a ser una pieza importante en el desarrollo del niño, pues desde el vientre ya se deben considerar los cuidados básicos para el adecuado desarrollo
By: Liz Gómez
Desde la concepción de los hijos la figura materna viene a ser una pieza importante en el desarrollo del niño, pues desde el vientre ya se deben considerar los cuidados básicos para el adecuado desarrollo, el padre es importante pero desde su presencia y acompañamiento hacia su pareja en esta etapa de gestación, esto culmina en el nacimiento, donde ambos empiezan a tener distintos roles y atenciones hacia el nuevo miembro de la familia y entre ellos mismos.
El primer acto de amor que recibe el niño es la alimentación que surge desde el cordón umbilical, y a su vez, es el primer contacto con la madre. Este apego que se forma de la madre al hijo es el primero de muchos que este niño tendrá, por eso la enorme importancia de saber qué tipo de apego se genera en los hijos para de ahí generar relaciones interpersonales sanas y una adecuada estabilidad emocional.
Cuando la madre es ausente con los hijos, hablando particularmente de ausencia emocional y física, se generan una serie de acontecimientos en el actuar, pensamiento y emociones de los niños, los cuales en muchos casos se arrastran hasta la vida adulta. Cuando el primer apego con la madre es inadecuado, es decir, hay pocos cuidados en el embarazo, se demerita la importancia de la gestación, no se adapta a su nuevo estado físico ni al momento de que el niño está presente fuera del vientre, no atiende los cuidados básicos de alimentación en el bebé, de afecto, higiene, hábitos adecuados, incluso sucede que la madre en ocasiones pone atención a las emociones de los hijos y otras veces las ignora o demerita y además su método de educación es basado en castigos injustificados o fuera de contexto. En todos los casos anteriores será inevitable que la seguridad y confianza en ese niño se fracturen, a causa de que su primer figura de amor no está siendo receptiva a sus necesidades y por ende no espera que otra persona lo pueda ser, es decir, asumirá que ser inseguro y no tener confianza es parte de la normalidad.
Otras características que aparecen en las personas cuando hay ausencia materna, es que por la falta de amor o atención que tuvieron, sean extremadamente amorosas o extremadamente frías, en el primer caso para asegurar el cariño de la otra persona, y en el segundo caso para no sufrir nuevamente de una ausencia prefieren no generar afecto en sus relaciones interpersonales. Llegan a sentir menosprecio por sí mismas a causa del poco afecto y atención que reciben, a su vez existe baja autoestima y falta de motivación. Al ser la madre el primer vínculo con el alimento, las personas llegan a tener problemas alimenticios justamente como acto simbólico del enojo que hay hacia la madre. Hay deficiencia en su manera de comunicarse por la falta de confianza que tienen, además existen altos grados de ansiedad por no sentirse en un hogar. Aparecen confusiones en sus emociones, por ejemplo, en lugar de llorar cuando se sienten tristes se enojan por no saber distinguir entre emociones, o porque en otros momentos no le fueron permitidas expresar algunas otras.
Un ejemplo que veo frecuentemente, es que cuando los niños o adolescentes se caen o tropiezan, en lugar de que la madre sea empática con la vergüenza o dolor del hijo, le da un golpe o lo regaña sin censura o exponiéndolos socialmente, esto es algo que afecta totalmente la confianza del niño dado que entenderá que equivocarse no es una opción o en su defecto asumirá que si se equivoca merece un castigo, razón por la cual muchas personas se vuelven obsesivas con algunos de sus hábitos buscando siempre la perfección.
Otra situación que puede suceder, es que en la vida adulta, estos niños busquen en la pareja actitudes similares a las de su madre o como las que hubieran querido que tuviera, con el fin de compensar lo que no tuvieron con ella, es decir no tienen una relación de igual a igual, sino que la relación se caracteriza por asumir roles simbólicos donde él o ella siguen siguiendo el hijo o hija y su pareja a través de estos actos, su madre.
Ser padres no es una tarea fácil, pero sí es una responsabilidad para toda la vida, por ello es de suma importancia reconocer cuánta paciencia se posee para poder educar, atender y guiar a ese hijo, y cuánto trabajo personal a nivel emocional se tiene como para también cuidar a los hijos de la propia historia que ha dolido o ha hecho daño, al no resolver estas situaciones se convertirán en herencia innecesaria, dolorosa y con patrones inadecuados hacia los hijos.
Recordemos que amar al otro implica ser capaces de cuidarlos de nuestros propios demonios.
Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.
Liz Gómez, psicóloga, psicoanalista , fiel creyente de que en la oscuridad es donde encontrarás más luz y conciencia.