STAFF/Laura Avalos-@MLAvalos23 / Fotos RED 113
Desde temprana hora miles de morelianos esperaban con ansias el tradicional desfile de catrinas que se ha llevado a cabo desde hace al menos tres años y que inició en las Tarascas con rumbo a la catedral, al sonar las trompetas y los tambores de la banda, la multitud encendió sus ánimos al ver pasar a las primeras cinco catrinas que abrían paso montando unos zancos y encendiendo bengalas de humo de colores amarillo y verde.
Ante la mirada de chicos y grandes, la Pre.Fe.Co Melchor Ocampo inicio este desfile con contingentes entre los que se destacaban quienes portaban traje o vestido de gala, así como el ya tradicional vestido de quinceañera acompañado de pintura de calavera en su rostro y hasta performance en vivo por parte del grupo de jazz de la institución que desde hace años mantiene esta tradición viva en sus estudiantes.
Formados por tres filas y con su respectiva pareja caminaban con porte por la Avenida Madero saludando a quienes se encontraban en las aceras de esta vialidad, donde algunos pequeños caracterizados o pintados como calaveritas quienes atentos miraban y pedían saludos por parte de los catrines.
Mientras la noche caía y se volvía fría las catrinas poco a poco comenzaban a acercarse a Catedral donde el número de espectadores crecía conforme la cercanía de la pasarela donde posteriormente podrían subir y presumir sus atuendos, ya que cada contingente se distinguía por los llamativos vestuarios y su gran número de participantes.
Detrás de las vallas de contención frente a la Catedral tres pequeñas animaban a las catrinas quienes a punto de culminar su recorrido mostraban el cansancio de la caminata pausada que realizaron sin perder la sonrisa y el estilo.
Por la pasarela desfilaron catrines, catrinas, mariposas monarca, catrinas con vestidos reciclados, porristas, aguadoras, apaches y hasta un torito, también, un viejito que se echó un zapateado sobre la tarima robándose los aplausos del público.
Las catrinas seguían caminando sobre la pasarela y a un costado de ella mientras los espectadores comenzaban a mostrar cierto aburrimiento debido a que desfilaron más de 3,000 catrinas, así como también se escuchaban quejas luego de que algunas personas se colaron dentro de las vallas y obstruían la visibilidad.
Para muchos morelianos y visitantes este desfile culminaría al caer las primeras gotas de lluvia, sin embargo, algunos otros se mantuvieron en sus lugares esperando que únicamente fuera una advertencia de Tláloc, al acrecentarse la fría lluvia, los portales del centro histórico se volvieron una especie de refugio para quienes buscaban resguardarse.
A algunos otros no les importó esta intensa lluvia y disfrutando de la pasarela continuaron con el desfile, que fue observado desde los portales entre empujones o debajo de las sombrillas en espera del encendido especial que sucedería en la catedral moreliana.