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Los Medios Hoy… Policías Caídos (Y esa pésima costumbre de repartir culpas) 

El gobierno de Michoacán bien pudo asumir con valentía y humildad su alta dosis de responsabilidad, de comprometerse a investigar y castigar… pero prefirió repartir pávidas culpas a lo más delgado de la larga cadena de mando

BY: Camila Cienfuegos (vigía nocturna)

Si se trata de repartir culpas, por menos de lo ocurrido en Aguililla donde murieron al menos 14 policías en cobarde ataque, no solo se debería presentar la renuncia del secretario de Seguridad Pública y mandos medios, cuestionar el papel del gobernador, la Secretaría de Gobierno y la simulada presencia de la Guardia Nacional en #Michoacán, sino de realizar exhaustivas investigaciones que lleven al presidio a quienes omitieron el lastimoso llamado de auxilio de los agentes cuando se encontraban en medio de la emboscada.

El gobierno de Michoacán bien pudo asumir con valentía y humildad su alta dosis de responsabilidad, de comprometerse a investigar y castigar… pero prefirió repartir pávidas culpas a lo más delgado de la larga cadena de mando: el alcalde de Aguililla, Osvaldo Maldonado, quien a decir del mandatario Silvano Aureoles, se habría negado a firmar el convenio de mando único, como de eso hubiese evitado la tragedia. Pero el presidente municipal no tardó en desmentir al gobernador perredista: “el convenio se firmó en septiembre del año pasado”.

En la mañanera obradorista el tema era inevitable, como inevitable la misma, desesperante y necia respuesta de #AMLO para lavarse las manos: los gobiernos anteriores y sus fallidas estrategias. Tal pareciera que la búsqueda de los matarifes se coloca en segundo plano porque en el primero está la repartición de culpas. La prioridad del gobierno estatal y federal estriba en deslindarse de sendas responsabilidades pero no de perseguir a los hechores del multihomicidio. Hay más interés en permanecer lustrosos en medio de la caótica y pútrida realidad violenta. El interés del gobierno por el deslinde supera a otra realidad dolorosa y colateral: la situación de seguridad social para las viudas y los huérfanos que hoy lloran a sus hijos caídos en cumplimiento del deber. Lamentablemente para los deudos solo quedarán migajas en forma de discursos retadores, las promesas de justicia que, conociendo la efectividad de las autoridades, se antoja difícil que llegue, además de míseros seguros de vida –si es que los hay- que garanticen que la muerte de sus familiares no fue en vano.

Para los familiares de los policías caídos ayer y de los que tristemente caerán mañana no hay ninguna garantía, ni de justicia ni de bienestar para sus familias si llegaran a faltar; no en un país en el que importa más la próxima elección que el bienestar de sus ciudadanos, no en un estado que se mantiene mediocre en niveles de seguridad, no en Michoacán.

 

Excelente martes para todos.

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