Hechos y Deshechos…Sindicalismo, un camino arduo
No es una conjetura, los números que ha sustentado la dirigencia sindical del SUTTEBAM pone en focos rojos la operatividad constante del subsistema. El monto total, haciende a más de 60 millones de pesos.
By: Javier Lozano.
La retórica del gobierno estatal y de su gabinete, se basa estrictamente en fundamentar un desarrollo de acciones que habrán de optimizar el avance integral de los distintos rubros en Michoacán, sobre todo, en temas implícitos del ejercicio educativo; sin embargo, los contrastes evidencian un escenario distinto; razones: sobran para evaluar que el desempeño ha quedado corto sobre las expectativas que existían.
Uno de ellos, es precisamente la inviabilidad que ha construido la autoridad estatal con las organizaciones sindicales, quienes sufren continuamente la desatención de los funcionarios encargados de tomar decisiones, por la falta de compromiso y responsabilidad. La mella se ha ido agudizando, en la medida de que los acuerdos establecidos en distintas mesas de trabajo, diluyen ante la falta de voluntad del personal encargado de resolver situaciones de esta índole, que incluye por supuesto, al secretario de educación: Alberto Frutis, quien es el comisionado del gobernador para dar atención y mejoría a la temática educativa.
Michoacán es uno de esos estados, donde se vive día con día, las distintas agravantes de las que son objeto las organizaciones y gremios sindicales; la metodología que edifica el gobierno estatal, se basa en atender las mesas de trabajo: condicionando siempre sus normas y lineamientos; promesas y acuerdos que son incumplidos bajo las mismas prácticas de dilatación y desgaste; y por ultimo: una total arremetida a través de la intimidación del uso de la fuerza pública, como si se tratara de una emergencia social. Este sometimiento, se traduce en diversos episodios de maltrato a la autonomía sindical, así mismo, al derecho a manifestarse y exigir por mejorar las condiciones laborales, que por cierto, son precarias. Un especie de despotismo total, es la ruta que las autoridades emprenden para amedrentar a las diferentes agrupaciones; podrá existir la discrepancia, sí, pero manteniendo el respeto de opinión y de expresión.
Es evidente que la elocuencia se ha desgastado a tal grado de echar culpas y responsabilidades por la falta de recursos y desaseo a las administraciones pasadas. Sin embargo, los funcionarios también han adoptado un perfil poco conciliador, resolutivo y de escasa empatía con los convenios que vienen establecidos en el marco de los distintos contratos colectivos. Estos actores, se traducen en el ejemplo más claro de la insensibilidad; usan toda clase de artimañas políticas para descalificar a los sindicatos, como un mecanismo que solo se manifiesta por intereses personal, y no colectivo.
Este ejercicio se ha convertido en una práctica tradicional; el gobierno es un actor constante de la vida autónoma de los sindicatos. A toda costa, trata de fragmentar y polarizar la vida institucional de los distintos gremios. Existe una intromisión tenaz, que subyace en la empoderada conducta de aquellos personajes que: son comisionados para atender a los grupos que exigen se resuelvan los pendientes en los distintos puntos para dar seguimiento a los acuerdos.
El más claro ejemplo frontal de las autoridades estatales, ha sido el sindicato único de trabajadores del Telebachillerato Michoacán (SUTTEBAM); una figura representativa que se gestó, para respaldar a la clase trabajadora de un subsistema que manufacturó su génesis a través de la necesidad inminente de llevar educación de nivel medio superior a las comunidades más marginadas del estado. El Suttebam, ha librado constantes batallas en el terreno de la legalidad; su extenso itinerario de lucha, lo ha caracterizado por ser un sindicato que defiende a su base trabajadora, su autonomía, y su toma de decisiones.
El SUTTEBAM, vive en la actualidad, diversas agravantes que han mermado la mejora de su estructura laboral. Existe una lista enorme de inconsistencias que son producto de la nula operación y ejecución de los órganos colegiados que presiden esta noble institución. Desafortunadamente, esto ha trastocado en el terreno educativo, ya que los maestros, sufren de la carencia constante por las quincenas y prestaciones; al mismo tiempo, adeudos que no han cubierto; esto ha acrecentado un déficit importante. No es una conjetura, los números que ha sustentado la dirigencia sindical del SUTTEBAM, ponen en focos rojos la operatividad constante del subsistema. El monto total, haciende a más de 60 millones de pesos, según datos del comité ejecutivo estatal, los cuales corresponden a cargos, y aportaciones obrero-patronales.
El Telebachillerato fue una de las prioridades de esta administración en los tiempos de campaña; en la vía de los hechos, ha sido poco, casi nulo la inversión y presupuesto para operar y fortalecer al subsistema. Existen muchas carencias que son producto de la mala planeación de los directivos actuales; en esta coyuntura, hay que reconocer el accionar del Sindicato Único de trabajadores del Telebachillerato Michoacán, quienes han tenido que salir a las calles a exigir sus derechos; y a jugar un papel protagónico, casi decisivo en la gestión con los distintos ayuntamientos donde tienen arraigo los planteles que brindan el servicio educativo.
Esta naturaleza, ha sido una práctica común de los gobiernos a lo largo de la historia, donde se podrán describir una serie de hechos y recopilaciones de: desigualdad, marginación, represión, abuso, maltrato, insensibilidad y sometimiento; no ha existido una correspondencia cuando se tratan de cumplir con los derechos ineludibles que marca la ley. Es por eso que el camino es arduo y de constante lucha.
Notas finales: La frivolidad de los funcionarios de gobierno se ha expandido como si fueran a perpetuar en sus labores; esto deviene de las múltiples denuncias que se han realizado a través de las redes sociales, que mencionan que algunos directivos del gabinete estatal, tratan a sus empleados de manera autoritaria; son obligados incluso asistir a actos que establece la agenda del gobernador. El objetivo es: respaldar al mandatario estatal; una especie de bloque que ensalza las acciones del ejecutivo, para legitimar su desarrollo. Lamentable, el acarreo masivo siempre ha sido común, pero se asemeja más a los vicios gubernamentales de aquella aplanadora del PRI. Por cierto y haciendo mención a esta columna, todas las organizaciones, sindicatos y agrupaciones populares cerraron filas con el mandatario hoy en funciones en tiempos de campaña; ahora, existe solo un abandono sistemático que es producto de esa amnesia: cuando las figuras llegan al poder; el esquema de compromisos simple y sencillamente se desvanece.
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