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Algunos residentes de playas de Tijuana realizaron una caminata rumbo al faro, donde acampan migrantes centroamericanos, para enfrentarlos y exigirles que desalojen la zona.
Dentro de esta manifestación se vieron momentos de tensión y violencia, debido a que la comunidad de playas encaró a los migrantes y les dijeron que no los querían ahí y que deberían regresar a sus países de origen.
Cuando los hondureños protestaron en contra de la estancia de los migrantes y les gritaban “Lárguense de ahí, algunos de los centroamericanos se defendían diciendo: “Nosotros no somos delincuentes. Por qué aquí nos atienden así, si en todo lo que hemos recorrido en México nos trataron bien. Piensen en los niños que están aquí, por favor».
En dicha confrontación entre migrantes y lugareños se arrojaron piedras. Autoridades locales dijeron que tenían registro de 810 migrantes centroamericanos en la ciudad, mayormente hondureños. El jueves temprano otra cantidad similar llegó en al menos 22 autobuses.
Muchos de los migrantes, incluso los que viajan acompañados de niños pequeños, duermen en las calles. Otros han saturado las casas de migrantes, poniendo en aprietos la logística de quienes les brindan ayuda.
En las redes sociales también aparecieron mensajes de rechazo. En un grupo de WhatsApp denominado «Bloqueo Ciudadano», unas 250 personas compartían constantemente críticas a los migrantes e incluso pedían impedir la llegada de nuevos integrantes del movimiento.
Los argumentos para manifestarse en contra de la estadía de los centroamericanos se deben a que los habitantes consideran que representan un riesgo para su comunidad, así como para la seguridad y el empleo en Tijuana.
El grupo de inconformes criticó que el Gobierno proporcione apoyo a extranjeros mientras los locales también se ven obligados a huir de la violencia y pobreza en su propio país. También pidieron una mejora de la seguridad.