Ciudadanos Emergentes… El Municipio Libre En México.
By: Lic. Ismael Ibarra
Existe en la ciencia política mexicana, una importante corriente intelectual y de estudiosos que han desarrollado numerosas investigaciones en el ámbito municipal, pero en la mayoría de los casos, aún son pocos los esfuerzos para presentar una visión integral sobre este tema, por lo que es común encontrar, la mayoría de las veces, investigaciones históricas que redundan sobre temas jurídicos, operativos, administrativos y otras que abundan en las relaciones existentes entre los tres niveles de gobierno: Federación, Estados y Municipio, como estructura del Estado, subordinando al Municipio en función de la federación y los Estados.
Actualmente y frente a los procesos inéditos de la política mexicana, la cuestión municipal cobra nueva preponderancia, dadas las inquietudes que se desprenden de la apreciación y las lecturas diversas del Federalismo, la Transición a la Democracia, la Reforma del Estado y un sinnúmero de aspectos que en la actualidad están reconfigurando al sistema político del país.
El Municipio es una de las instituciones políticas asociativas más antiguas de la humanidad, por lo que sus orígenes deben rastrearse en la historia de las grandes civilizaciones que generaron un elevado sentido de la concentración del poder político, el cual configuró también una extensa red de instituciones administrativas que controlaron la marcha de la vida social en todas sus esferas.
Diseñar una definición de carácter general para connotar la significación del término “Municipio”, implica un ejercicio bastante complejo, dados los diversos enfoques teóricos existentes para explicarlo. En la actualidad existen diversas corrientes de pensamiento que definen al Municipio desde las ópticas etimológica, sociológica, jurídica, administrativa entre otras. Sin embargo, existe un aspecto común en cada una de las corrientes ya que abordan ciertos elementos en particular desde su propio campo de estudio, restándole importancia a los elementos explicados en los otros conceptos.
El Ayuntamiento se integra por un Presidente Municipal, Síndicos y Regidores, (según el caso) cuyo papel es generar acciones y políticas concretas que respondan satisfactoria y adecuadamente a las demandas de los gobernados. Asimismo, es la entidad que actúa como la base de la organización social para constituirse en comunidad política, y se integra por una población plural y diversa, pero que comparte identidades culturales, históricas y simbólicas.
Como entidad gubernamental, el Municipio forma parte de las redes de gobierno, por lo que no puede actuar separado de los estados y la Federación, pero en cuanto a la aplicación de políticas y programas tendientes a mejorar la administración pública, el Municipio ejerce directamente la descentralización, ya que constituye una organización comunal espontánea que el Estado reconoce e incorpora a su estructura.
En este se refugia lo más elemental de las libertades individuales y de grupo, por lo que es el espacio en el que las decisiones de la colectividad, en aras de mejores formas de asociación política y democrática, encuentran su ambiente natural para ser vivenciadas. De acuerdo al Orden Constitucional Mexicano vigente, el Municipio es un ente autónomo que cuenta con personalidad jurídica propia; tiene un patrimonio también propio; se encuentra vinculado jerárquicamente con el gobierno estatal; tiene libertad para administrar su presupuesto; posee facultades reglamentarias, ejecutivas y judiciales, y su gobierno es electo de manera directa, democrática y popular.
Así, el Municipio Libre constituye el espacio geográfico en el que las expresiones jurídicas y sociales de sí mismo, son necesarias para que los ciudadanos desarrollen su vida política. No obstante, se debe reconocer que ese anhelo no se hizo efectivo, debido a diversas prácticas políticas que obligaron a matizar al federalismo en una dinámica que, en su momento, dio frutos en el proyecto económico y social, pero que agotó también sus posibilidades
La realidad política del Municipio ha sido una de las dimensiones que las aportaciones de recursos han reivindicado satisfactoriamente. Se puede sostener que las discontinuidades y reveses que ha sufrido el sistema político mexicano durante los últimos veinte años, se han suscitado en el nivel de la política local, representada por 32 entidades con diferencias particulares. En especial, el Municipio se ha constituido en un espacio privilegiado de lucha política y conflicto social.
La exigencia de autonomía por parte de los gobiernos locales para ejercer el poder en servicio y beneficio de sus respectivas comunidades, ha sido una aspiración de la sociedad en la búsqueda de mayores espacios de participación y del mejoramiento de sus niveles de vida. Ciertamente, en la actualidad los municipios han dejado de ser meros receptores de las demandas ciudadanas, para convertirse en protagonistas de su propia lucha por el robustecimiento de su capacidad como el ámbito de gobierno más cercano a su población.
Cotidianamente se dirimen entre los Municipios, Estados y la Federación disputas por territorios, por la competencia en el manejo y administración de los servicios públicos, por la realización de obras públicas de carácter local, por la gestión de la seguridad pública así como por la capacidad tributaria. Otro campo de reivindicación y lucha política lo constituyen los municipios indígenas, el respeto a sus formas de elección, organización y representación, de acuerdo con los usos y costumbres, su cultura y la demanda de autonomía. Como ejemplo de atraso político, muchos de los municipios indígenas se encuentran subordinados a cacicazgos económicos y políticos locales, regionales y estatales, que les imponen no sólo el tipo de gobierno, sino de personas, a través de elecciones o revocación de autoridades legítimamente electas.
A pesar de las resistencias, el país completó ha entrado en un proceso de importantes transformaciones, entre las que, los municipios del país, no han quedado al margen. Esa efervescencia municipalista se ha expresado, de forma impactante, en el aumento creciente competitividad en la lucha política local para obtener el control de los gobiernos municipales, entre los partidos políticos de representación nacional y regional que han multiplicado su presencia en numerosos municipios.
Una Federación Mexicana edificada en los municipios, que por su propia naturaleza tiene intereses muy particulares y necesidades ancestrales, requiere no ser instrumento de los partidos políticos sino, en última instancia, de la ciudadanía, que tiene en su Municipio al ámbito de gobierno que puede fortalecer sus procesos de construcción y mejoramiento de condiciones de vida.
Las relaciones de los municipios con los gobiernos estatal y federal, por lo tanto, deberán dirigirse a construir medidas que puedan corregir en estos espacios de la vida pública, la corrupción, la ineficiencia administrativa, la ausencia de recursos, la subordinación que padecen ante el centralismo que aún impera; éstos son los intereses que deben prevalecer.
Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Preside la asociación civil Bien Común Michoacán y la sociedad civil Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo. Es Secretario General del Foro Política y Sociedad.
Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com