Desde mi silla de ruedas… ¡Cuidado Michoacán, lo mismo pasó en Cataluña y el País Vasco!
“Cuando el filósofo calla, la Humanidad retrocede”
By: José Salomón García Moreno.
Tengo algunos días incubando una idea y de repente mi di cuenta, que sobre la misma, y con la claridad y cortesía que acostumbra José Ortega y Gasset, releyendo su legado dio luz a mi intelecto, para escribir estas líneas y que no hubiera, en algún sentido, algo descabellado. Me explico.
He observado, no sin un dejo de tristeza, cómo se encuentra Michoacán en lo particular y México, en lo general, a propósito de estos tiempos electorales. Se han venido conformando y haciéndose explícitas una serie de particularidades, o compartimientos estancos, que seguramente traerán como consecuencia una escisión en el tejido social, que pasados estos tiempos, no volverán las aguas a la tranquilidad habitual, porque ese “sunami” ha desbordado ánimos, entristecido conciencias y amargado temperamentos, de unos michoacanos contra otros.
Me preocupa, porque los tiempos políticos enajenan a algunos ciudadanos, que lejos de sentirse individuos, sujetos de pensar y reflexionar, se pierden entre la masa, se enajenan y eso los hace peligrosos. Lo observo (desde luego mediáticamente) cuando algún candidato llega a algún lugar, lo esperan ciudadanos pertenecientes a otros grupos políticos y, si no fuera por la prudencia, de algunos, no me imagino el enfrentamiento que pudiera ocurrir (como ya ocurrió en Oaxaca)
Grupos con ciertas particularidades son, entre otros, los ciudadanos oriundos de la meseta purépecha, que se manejan por usos y costumbres, y que no permiten la instalación de casillas electorales, que simbólicamente significan el poder del individuo de la decisión política; los empresarios, que, por ejemplo, han mostrado cierta molestia porque los señores del poder legislativo han enviado a la congeladora una ley para regularizar marchas de protesta; un clero, que subrepticia o claramente externan sus posiciones políticas; un cuerpo combativo de profesores, gregarios de una expresión sindical: antorchistas, cenecistas, grupos de estudiantes, unos de una izquierda ya obsoleta, pero combativa y otros de ultra derecha, que personifican a una élite, que ve sobre los hombros a los herederos de las tradicionales pobrezas, por su marginación social y económica.
En ese sentido, suscribo la idea ortegana que, adelantándose a los tiempos, observó una España, que se desmembraba ante el sentimiento separatista catalán y vasco. Tengo serios temores que algo similar pudiera ocurrir en Michoacán, ya que esos grupos gregarios tienen intereses excluyentes, de manera que el magisterio desea imponer su idea de educación, los empresarios buscan el orden y la tranquilidad sociales a base de la consuetudinaria pobreza de los trabajadores; los ciudadanos de los pueblos originarios buscan a toda costa, seguir rigiéndose con sus usos y costumbres, y así es posible enumerar una serie de intereses de grupos bien integrados, que claman, exigen o luchan por una particularidad.
Cada uno de esos países (vasco y catalán) lograron su propia autonomía, pero adscritos a una monarquía, de la que desean, hasta los últimos tiempos, lograr su separación, mostrando sus intereses en su propia lengua, en su propia educación, en su propio gobierno y, por qué no decirlo, hasta en el color amarillo, representativo de su ideología separatista, que se manifiesta hasta en los partidos de fút-bol. Esto sin contar con los arrebatos coléricos de ETA, su brazo armado.
Un compartimento estanco o un particularismo, no significan, para mí, otra cosa, que una separación en un cuerpo, sin que haya comunicación de un compartimento o compartimiento a otro.
Espero estar muy equivocado, por el bien de Michoacán, pero pasadas las elecciones, esos grupos gregarios, que no fueron representados, por quien llegue a la Presidencia, sea uno o fuere otro, la representación no alcanzará, ni soñando un 50% del electorado. ¿Qué sucederá? Las heridas no se cicatrizarán, los problemas volverán con una carga de una connotada inconformidad, en la que los sujetos ciudadanos, que no fuimos educados para ser buenos ciudadanos, nos esconderemos en una masa, para oponernos a la decisión de una escasa mayoría, pero mayoría al fin. Por favor, hagan votos porque me equivoque.