Las quejas como vicio emocional
By: Psic. Liz Gómez
Seguramente alguna vez han compartido un momento con una persona que abusa de su imaginación para buscar infinitos motivos para quejarse. Es muchas veces sorprendente observar como las personas tienen una profunda insatisfacción con lo que han cosechado en su vida, sin lugar a dudas, estas personas son tóxicas por naturaleza dado que siempre están pensando en sí mismas, en sus emociones, las cuales muchas veces son incongruentes con las situaciones que les acontece a causa de que las reprimen, por ello la queja actuará como un desahogo caótico y desesperante para quienes las están escuchando.
Una persona con este rasgo agota emocionalmente, porque jamás será posible satisfacer las necesidades que pregona tener, aun cuando los demás se esfuercen, nada será suficientemente bueno y mucho menos esperen que se reconozca el esfuerzo invertido. Estas personas lamentablemente no logran tener un sentido de vida claro, por ello siempre están saltando de necesidad en necesidad sin lograr satisfacer alguna. En algunos casos este rasgo de queja aparece porque la persona tiene un alto grado de egocentrismo, por consecuencia no es empático con lo que los demás pueden dar, a su vez, siempre buscarán más y más cosas que puedan obtener dado que consideran que son merecedores de ello, sin embargo, cuando lo obtienen se quejan por el mínimo detalle que exista a causa de que no logran hacer contacto con la gratitud hacia los demás.
Es verdad que las personas necesitan quejarse cuando algo no es correcto y que está violentando su integridad, pero eso debería de estar en los estándares de realidad y conciencia, es tener claro lo que les gusta y lo que no y de ahí partir para comprender su inconformidad. Personas que se quejan porque hace frio, porque hace calor, porque trabajan, porque no trabajan, porque les dan detalles, porque no se los dan, es hablar de inconciencia emocional, de una insatisfacción profunda e irracional hacia la vida, es ir avanzando desde la negatividad hacia la inmadurez.
Las personas que se quejan por todo y de todo, son personas que están inmóviles, promueven una actitud de víctima porque son incapaces de por ellos mismos lograr satisfacer sus necesidades, siempre están esperando respuestas de los demás. Quejarse implica quedarse estancado porque se despierta la dependencia hacia otro, para resguardar su seguridad y tranquilidad emocional; la queja lamentablemente se convierte en un hábito para enfrentar los conflictos y para atraer la atención de los demás.
Es cierto que tener una actitud como esta generará un estado de ánimo por demás negativo. Estas personas se enfocan en las limitaciones, los daños, la incomodidad y los fracasos, por lo regular están irritables y sienten una enorme intranquilidad porque están a la espera de que las sorprendan con otra desgracia. Como resultado, estas personas se quedan solas y si los demás los dejan solos, ya tendrá un nuevo motivo para quejarse.
Una persona tóxica siempre tendrá problemas para cada solución que se proponga, no escuchan para intentar comprender sino para alistarse a contestar. Un signo de amor a los demás es evaluarse a sí mismo para mejorar, recuerda que el bienestar propio es el reflejo del bienestar colectivo.
Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.