STAFF / @ellycastillo
Con casí una hora de retraso a lo estipulado en la formal invitación, la ceremonia del “1er Informe de labores Independiente” del alcalde de Morelia ayer domingo comenzó a las 11:54 AM con un Teatro Morelos medio lleno, medio vacío, según la óptica de quien lo vea. Al principio los asientos que debían ocupar los invitados especiales no se llenaban. Entonces el boleto exigido en un principio para pasar ya no fue requisito, y la gente «común», entre asistentes y achichincles de varios de los políticos convocados, fueron «invitados» a llenar los huecos.
Un total de 23 aplausos cosechados en 55 minutos de oratoria de parte del festejado, podrían decirse que no estuvo mal en la cosecha del aplausometro, a no ser porque el sucesor en la palabra recabo casi la misma cantidad en la mitad de tiempo.
Fue notoria la ausencia de la cúpula empresarial local, de los representantes de los dueños de esas otras “Morelias” que exísten en Altozano y Tres Marías, así como la presencia de familias acarreadas de tenencias como Atécuaro y Capula a quienes mínimo les fue entregado un lunch. Al principio la entrada al recinto vigilada con al menos medio centenar de granaderos apostados en las afueras, por cualquier manifestación que se presentará y que al final ninguna llegó, salvó una decena de protestantes que a las afueras del recinto por unos minutos clamaron falta de apoyos entregados de parte del festejado, el edil Alfonso Martínez.
En el Michoacán del Siglo XXI hay viejas tradiciones políticas del siglo pasado que se niegan a morir y por el contrario, se fomentan de parte de quienes son nuevos políticos. Fue ayer domingo el caso del alcalde de la capital michoacana, quien hizo de su primer informe de labores una ceremonia suntuosa, alejada de la autocrítica, y que careció de resultados, abundando y redundando más bien en proyecciones y promesas de que Morelia será mejor, moderna, segura, eficiente… pero no se dijo por qué Morelia no es ahorita ya esa Morelia, a un año de que Martínez Alcázar asumiera el cargo que eso sí, se encargó de recordar que fue por la vía “independiente”.
Pero sí su informe hubiera sido verdaderamente “independiente” como lo remarcó, no se hubiera pagado del erario público para demostrar una verdadera “independencia” que de otra forma, no se entendió en qué hizó la diferencia a las ceremonias de los informes de administraciones pasadas, ya sea de Fausto Vallejo, de Salvador López Orduña, de Wilfrido Lázaro.
Por el contrario, a ese carácter “independiente” llamó la sumisión hacia el poder clerical, luego de incluir al cardenal de Morelia, Alberto Suárez, en el presidiúm de autoridades para realizar los honores a la bandera junto al gobernador Silvano Aureoles,el presidente del Poder Judicial en el estado Marco Antonio Flores, el rector de la Michoacana, Medardo Serna.
Miguel Ángel Mancera, en plan ya de precampaña electoral repartiendo selfies y entrevistas por igual, como la estrella principal invitada al show, un show al cual no acudieron otras figuras de peso nacional como el gobernador neoleonés Jaime Rodríguez “El Bronco”, amigo personal del munícipe moreliano, así como el alcalde de Guadalajara Enrique Alfaro, ambos representantes del movimiento independiente que el año pasado los llevó al poder.
El discurso de Alfonso empezó remarcando lo de independiente para después hablar del programa de reencarpetamiento prometiendo que en un año gastará lo de los tres años de la administración pasada. Hasta ahí todo bien pero entonces vino el futurismo. Como si estuviera en campaña, el alcalde capitalino se soltó a hablar de proyectos que vienen, como el parque lineal del Río Chiquito que le valió el primer aplauso de su cosecha, a los 5 minutos de iniciada la perorata.
Vinieron más promesas de ampliar los apoyos en canasta básica, de frases tan hechas como “buscaremos el bienestar de los que menos tienen”, hablando de planes y proyectos “de gran visión”, de “inclusión para todos los morelianos”.
Y entonces, más promesas del brillante porvenir que según las palabras de Martínez Alcázar le viene a la ciudad de la cantera rosa: La peatonización del Centro, la construcción de una ciudad administrativa para sacar las oficinas municipales del primer cuadro de la ciudad, y una serie de -más- programas gubernamentales que si para el desarrollo económico, que si para apoyar a las mujeres, que el Ayuntamiento es un aliado de los emprendedores.
Algunas cifras por fin tras 20 minutos de discurso: 10 millones de pesos entregados a proyectos productivos, otros 10 millones de pesos a proyectos agrícolas, 2 millones de pesos para la feria del mezcal y que una planta de guacamole La Sierra se va a instalar próximamente para generar 400 empleos, todo ello como signo de la “recuperación” de la economía moreliana, claro, las frases sobre que el turismo incrementó ya, no podrían faltar.
Las cifras no iban acompañadas de fuentes, o sus referencias eran vagas como la de los 2 mil 600 millones de pesos de derrama económica turística reportada por la Asociación de Hoteleros y “el Sector Turístico”.
Otro número interesante, el logro de aumentar de 193 a 420 el número de policías bajo la meta de llegar a 840 en total, acompañada de la sentencia: “Según estadísticas, la percepción de la seguridad en la ciudadanía ha aumentado 9%” así como el que el desempeño policíal ha mejorado un 21% son de las cosas que pusierona pensar a más de uno de los presentes ante lo que se vive en las calles, aunque tales números cumplieron con recaudar aplausos seguros.
Alfonso aseguró que la deuda pública ya la redujo 100 millones de pesos menos y ahorita está en 252 millones por lo que aseguró, hay “finanzas fuertes”, tras lo cual vinieron algunas peticiones de apoyo al gobernador Aureoles quien al final las terminaría usando para robarse parte del show de Alfonso, quien concluyó con los sentimentalismos de los sacrificios que hace al no estar presente para sus hijos todo el tiempo como quisiera, y los agradecimientos a sus padres.
De temas como las fotomultas y su intento de imponerlas aún ante el descontento de varios sectores sociales, ni una palabra. Tampoco algún reconocimiento de las fallas, de la inseguridad, del cierre de comercios en el Centro ni de las afectaciones por manifestaciones. Cero autocrítica. Ello tal vez porque la recibió previamente en la sesión de Cabildo realizada horas antes en el edificio del Ayuntamiento y donde algunos regidores de oposición vertieron sus críticas en algunos sectores de la administración martínista.
Vino entonces el turno de Silvano Aureoles quien en media hora de discurso, se montó a la “buena vibra” que el alcalde le emitió y le “compró” sus solicitudes de apoyo y anunció otros más, para después dar su propio informe de labores de las acciones realizadas y a realizar en la capital del estado, lo que le valió casí el mismo número de aplausos que su antecesor en la palabra. Al final, “pareció más el informe de Silvano”, diría un experimentado periodista.