STAFF / @soychangoonga
La charrería y las corridas de toros, constituyen un elemento fundamental para la identidad del nacionalismo y la construcción de estado. Pero no son los animales que intervienen en estos actos (caballos, yeguas, vaquillas y toros) lo que importa para las y los diputados, es el sujeto social, el hombre, quien los domina o sucumbe a ellos; y es que la nación se describe por medio de sus cuerpos masculinos y su machismo, por la misoginia, el hombre requiere demostrar el valor, para mantener la supremacía, no solo de él, sino del sistema patriarcal.
Los cuerpos masculinos, precisa Héctor Domínguez Ruvalcaba en su libro de la “Sensualidad a la violencia de género” dependen de su discurso nacionalista para significar a los héroes. Charros y toreros, pero sobre todo éstos últimos son tratados como héroes y sacados a hombros por otros hombres después de su faena, después de violentar y matar al toro, con maestría, con gala, con lo que se dice el arte taurino; el fin último matar, asesinar, hacer sucumbir al otro, demostrar la fortaleza, la inteligencia, son tareas para hombres (aunque en menor porcentaje existen mujeres toreras).
La aprobación de este Decreto emitido por el Congreso del Estado LXXII Legislatura, se sustenta, así lo observo, de aprobar el “arte” a toreros y charros, como otra forma de riqueza simbólica que proponen preservar como elementos culturales, esto es, la preocupación constante de no poner en riesgo el sistema patriarcal, planteando rescatar las raíces culturales, las formas y las costumbres que constituyen la identidad nacional, una identidad basada en el culto al hombre y el machismo, que demuestra violencia.
La imagen del hombre, del torero que “mata” se corresponde con la imagen de un Estado criminal; hoy el Congreso quiere invisibilizar a los asesinos, a los toreros, normalizando y aprobando sus prácticas. El Congreso del Estado que aprobó esta ley, es un Congreso de terror. La función del Congreso, más que ser pasivo frente a la criminalidad, debe ser activo y prever acciones para evitar y aminorar la violencia que genera estas prácticas y que envía señales trágicas a la sociedad.
La violencia debe observarse en esta posmodernidad que vivimos no como una falla del patriarcado, sino como una obsolescencia. Es sabido en el Sistema de Género, el patriarcado produce violencia como una estrategia para mantener su hegemonía, la cual incluye la invisibilidad de los asesinos (hoy será tratado como artista el torero), la indolencia de los políticos (al aprobar leyes que fomentan el machismo, el patriarcado, la misoginia), todo ello en un clima de violencia, hoy normalizada y con un fuerte sustrato de naturalidad.
Esta manera de invisibilizar al violento, al agresor, de normalizar el arte del torero, hoy aprobadas por el Congreso como Arte (que esperemos no sean publicadas en el Periódico oficial del Estado), me parece que existe un gran temor de crisis de este sistema patriarcal, de esta visión de mantener la hegemonía de los hombres, con actitudes violentas.
Es por ello, que sería importante que todas las organizaciones defensoras del maltrato animal y de los derechos humanos se unan, hagan sinergias, expresen sus planteamientos argumentando el por qué no debe normalizarse estas acciones que se sustentan en la violencia para generar violencia; y es que la violencia nos debería permitir esa reacción general para defender y preservar la vida animal, los derechos de éstos, pero también los derechos de aquellos, de aquellas mujeres que viven la violencia de sus maridos, en un sistema patriarcal y de género que han causado serios, muy serios problemas sociales, donde existen los homicidios de género. Sostengo que tenemos que trabajar para preservar el principio más ético de la humanidad, que es la vida.
Hoy mediáticamente, Thalía Coria, plantea tres estrategias para cerrar el paso al Decreto aprobado; primero, el veto del Gobernador al decreto en comento; segundo; consulta ciudadana; tercero, acciones judiciales.
Aquí lo que debemos hacer como sociedad, es cerrar el paso a políticos para que vuelvan a ser servidores públicos por elección; la sociedad debe tener memoria para este próximo 2015, es el pueblo quien decide quién lo gobierna o quien se va; no lo olvidemos, el poder reside en el pueblo no en los gobernantes que son nuestros empleados.