STAFF/@michangoonga
De Rodrigo Vallejo se han dicho muchas cosas y pocas se ha comprobado de manera contundente, desde que encabezaba el cobro de extorsiones en el mercado de abastos, del fuerte dispositivo de seguridad personal en torno suyo, de su nombre clave ‘Gerber’ dentro de las estructuras criminales, de su participación como socio en antros, de su intermediación para gestionar nuevos casinos en Morelia, de las fiestas en Casa de Gobierno…
En la capital michoacana circulan muchas historias, del chavo provinciano “antrero” al socialité de cierto mundo en el DF que se codeaba con figuras de Polanco, la Roma o la Condesa, algunas veces acompañado de su hermano Fausto, amigo de actores y actrices de Televisa y Tv Azteca, muchas veces invitadas a vacacionar en Morelia siendo papá el alcalde.
Sin embargo, del 2006 al 2012 Rodrigo pareciera haber sufrido una transformación notable. Del chavo que se dejaba ver en las discos morelianas siendo referencia de la vida nocturna provinciana en discos como Ego y Velvet y era captado por la lente del portal Mimorelia.com a llegar a las pasarelas del Central Central y el Love, corazones de Polanco, acompañando a mirreyes como Rodrigo Ruíz de Teresa, que alguna vez alcanzó fama en los medios faranduleros por haber salido con Anahí; o el socialité Charlie Alemán, con quienes festejo en enero de 2012 y 2013 respectivamente.
Algo de pérdida de peso, lentes de pasta, la barba crecida y un estilo más formal es la transformación que Rodrigo luce a simple vista en los comparativos del transcurso de los años, manteniendo siempre una sonrisa amplia.
Tal vez con su edad y sus inquietudes fiesteras, amén de los recursos familiares, Rodrigo bien hubiera podido hacer vida en el extranjero pero no fue así, Optó por quedarse en una provinciana ciudad Morelia, tal vez a disfrutar las mieles del poder como muchos sugieren, y a la llegada de su padre a la gobernatura, una de las primeras cosas que trascendieron fueron la realización de fiestas en Casa de Gobierno, aprovechando la alberca construida en la administración de Leonel Godoy.
De esas fiestas privadas circulaban otras tantas de versiones múltiples que alimentaban la figura de Rodrigo: que eran realizadas cuando Fausto Vallejo salía de la ciudad a chequeos médicos, que eran convocadas a horas imprevistas, y que claro, los asistentes debían guardar absoluta discreción sobre lo que ocurría adentro.