Especial – Fernando Luna / @michangoonga
Integrantes de la ONG Derecho Sin Fronteras Michoacán, el grupo GIDA animalista y miembros de la sociedad civil, se manifestaron el día de ayer a las afueras del Circo Atayde, instalado en los terrenos de la antigua feria.
Karen Padilla, integrante de Derecho Sin Fronteras Michoacán, afirma que: “Es un logro que en el Distrito Federal no haya marcha atrás a la abolición de los circos con esclavos, y aunque en Michoacán aún no tenemos una propuesta para replicar este logro, es necesario que se haga visible a la población lo que sucede al interior de los circos que usan animales no humanos en sus espectáculos. Derecho Sin Fronteras ha invertido sus esfuerzos en concientizar a las personas sobre que es posible el entretenimiento circense sin esclavos. Entretenimiento libre de esclavitud animal, entretenimiento sano, donde la creatividad y el talento humano sea la atracción principal, tal es el caso del circo Du Soleil, uno de los mejores del mundo, donde las risas, la magia, la acrobacia, el drama, las luces, la habilidad, la música, la pirotecnia, la fuerza, los malabares y la energía son las atracciones principales, no la explotación y sufrimiento de seres sintientes a los que no se les da oportunidad de elegir”.
Karen Padilla agregó que: “Derecho Sin Fronteras ha realizado otras manifestaciones y acciones a favor de los circos sin esclavos, la más reciente fue el pasado domingo 13 de julio, en este mismo espacio, ocasión en la que no nos acompañaron tantas personas como hoy, pero lo importante es que la gente sepa lo que está financiando cuando adquiere un boleto de un circo que incluye animales en sus funciones; sufrimiento totalmente innecesario, tráfico ilegal de especies en peligro de extinción, maltrato y crueldad. Y es que uno puede ser parte de la explotación sin darnos cuenta”.
Referente a la concientización de la ciudadanía, Padilla señala que: “no es que los ciudadanos quieran participar de lo malo que le pasa a los animales no humanos, lo que sucede es que el espectáculo, como tal, sólo ofrece algunos rastros de lo que pasa cuando los reflectores están apagados y las sillas vacías: látigos, cadenas, grilletes, gritos; formas de condicionamiento que han dejado de ser claras, pues son opacadas por los colores, las luces y los actos antinaturales de los esclavos no humanos. Estamos seguros de que si a la gente se le muestra las condiciones en que viven y mueren los animales “de circo”, si les muestra qué implica su captura y “entrenamiento”, en definitiva, elegirían no venir, pero como se les obsequian los boletos, se les venden a precio bajo, los niños no pagan, y se les dice que el circo es “para toda la familia”, que a los animales les gusta estar allí, haciendo lo que son obligados a hacer, la gente asiste (sin saber) a participar de una forma tan vistosa como discreta de esclavitud”.
La representante finalizó diciendo que “No buscamos que los animales “del circo” tengan jaulas más grandes, no queremos porciones de alimentos más grandes, no nos interesa que se les pegue “cariñosamente”, ni cadenas más largas y bien pulidas, tampoco queremos que salgan de una jaula de circo para ser encerrados en otra jaula en el zoológico, no queremos que los esclavos sigan siendo esclavos, aunque se les trate mejor; queremos que esta forma de explotación sea abolida en nuestro contexto, en nuestro país, queremos que se reincorporé a los animales a su medio, o que en su defecto, se les traslade a algún santuario, donde puedan llevar su vida tranquila, pues ya sólo merecen todo lo bueno que se les pueda procurar”.
