La soberbia del Estado vs la pobreza ciudadana // By @CarlosArrietaLl
Lo bueno
Aún hay momentos rescatables que permiten que la ciudadanía abra los ojos ante la tan lamentable situación por la que atraviesa México. A partir de este momento inicia la cuenta regresiva y los gobernantes y gobiernos queda-bien porque saben que se juegan más que un juicio y su dignidad; se juegan el 2018, así de fácil.
Este momento bien podría ser aprovechado por los mexicanos y exigir con inteligencia que se enderece el rumbo de los municipios, de los estados y del país. Puede ser un sueño guajiro, pero que fundamentalmente se tiene que convertir en un impuso de la sociedad para enarbolarse y crecer ante un diminuto estado comparado al lado del poder social.
Lo malo
La liberación de cuatro militares involucrados en la masacre de Tlatlaya que dejó 22 muertos en una bodega de San pedro Limón a manos del Ejército Mexicano, ha dejado muy mal paradas a las instituciones, principalmente al Poder Judicial de la Federación (PJF) y a la Procuraduría General de la República (PGR).
Aquí en este caso solo hay de dos sopas:
- Es muy incapaz la PGR (se ve muy difícil que lo sea) y/o
- Hay contubernio entre los poderes Judicial y Ejecutivo para proteger a los que hacen el trabajo sucio
La herida se volvió a abrir con la grotesca resolución en la que otra vez la PGR culpará al Poder Judicial de liberar criminales y viceversa, que no se integró bien la Averiguación Previa correspondiente.
Mientras se desentienden por la puerta fácil las instituciones, los criminales siguen en las calles. La matanza ocurrió el 30 de junio del 2014 y no hay responsables tras las rejas.
No hay que olvidar que la sociedad no está armada porque no es su función y menos para luchar en un absurdo contra la podredumbre de las fuerzas de seguridad, así como de las defensoras de la soberanía del Estado, responsables de garantizar la paz.
No es el primer caso y por lo que se lee no será el último. Regresa la impunidad que identificó el mandato de Felipe Calderón en el que era más importante la imagen, el ego y la soberbia, que la justicia social.
Así es, Justicia social; palabra que no se ha entendido y que al ser vulnerada mantiene enardecida a una ciudadanía ávida de ver que en México los ataques y atentados contra personas inocentes gozan de protección y hasta de reconocimiento, menos de castigos.
Lo feo
Tal vez sea el pago de la ineptitud de gobernantes que permitieron la infiltración del crimen organizado en los cuerpos policiales, o talvez de los que no quisieron depurarlas a tiempo o de los que pasaron a cobrar en la nómina de la delincuencia.
Al igual que en Tlatlaya, se ha evidenciado –por omisión y tal vez complicidad- la perversa participación de la milicia en la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa del municipio de Tixtla, levantados por policías municipales y criminales en Iguala, Guerrero.
Pero también, está el caso de la muerte de un niño de 12 años y las lesiones a cinco personas, durante la irrupción del Ejercito Mexicano a una manifestación en el municipio de Aquila, Michoacán el pasado 19 de julio.
Lo peor
Pese a esos los casos Tlatlaya, Aquila e Iguala el Ejército junto con la Marina, contradictoriamente son las instituciones mejor calificadas del país, aunque después de esta mala decisión y liberación de los cuatro militares, podrían perder su fortaleza ante la ciudadanía al buscar esa protección por parte del Ejecutivo Federal al cual pertenece la PGR y la necedad de defender a las fuerzas armadas. El Poder Judicial solo se lava las manos.
Hay que ser muy claros al reiterar y enfatizar que las fuerzas armadas no deben estar en las calles porque no están capacitados para respetar; y no se diga los derechos humanos, la vida de las personas. Así de simple. Los militares son unas cruentas máquinas de disparar, no de salvaguardar; son obedientes al arte marcial, pero unos ignorantes de un proceso de detención.
Total, que al final del camino los pillos están en las calles haciendo fechorías, mientras los inocentes o están muertos o están en las cárceles como el caso de muchos indígenas, luchadores sociales o simples ciudadanos, acusado como chivos expiatorios de los más atroces delitos, que en la mayoría de los casos son fabricados por las mismas autoridades y socorridos o solapados por los jueces y magistrados.
Colofón
Aquí solo falta ver que dicho será el que prevalezca ante tan lamentable escenario, porque si bien la abuela dice que “chango viejo no aprende nuevas mañas”, el del abuelo cita que “torres más altas hemos visto caer”…
Pero bueno… Finalmente usted tiene la última palabra y la mejor de las decisiones. ¡Nos saludamos la próxima semana! @CarlosArrietaLl