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Tata Peña Entre Los Purépechas, Como En Tiempos De Tata Salinas / By @ellycastillo

STAFF / @michangoonga

*Esta columna también pudo llamarse “Peña Nieto 3 – 0 Felipe Calderón” pero en el fondo, ese título está muy lambiscón, aunque en sí, es un marcador muy justo.

Elly Castillo es un pachuco bien cholo y más chundo con 12 años de experiencia en el periodismo michoacano quién además de ser un chichinfla bien malafacha cooordina al equipo de Changoonga.com y claro, baila el tibiritabara!
Elly Castillo es un pachuco bien cholo y más chundo con 12 años de experiencia en el periodismo michoacano quién además de ser un chichinfla bien malafacha cooordina al equipo de Changoonga.com y claro, baila el tibiritabara!

En esta vida hay gente suertuda y está Enrique Peña Nieto. Porque si algo hasta el momento ha tenido el presidente de la República, es suerte. Un chingo.

No bien parecía que por culpa de Michoacán y su desmadre, el panorama de Peña Nieto se complicaba luego de ser efímero el reconocimiento internacional por sus reformas en materia energética, hacendaria educativa y política ante la sombra de violencia en la Tierra Caliente.

El mundo no puede hablar de un México “moderno” cuando dentro del mismo existe otro México ingobernable, en el cual los ciudadanos deben autodefenderse y ejercer justicia por su propia mano ante la ausencia de cualquier autoridad.

Y en esas estábamos, en el estira y afloja del rescate a Michoacán  cuando ¡zas! El sábado nos despertamos con que el narco más buscado en el planeta y más allá de las fronteras terrícolas según presumen los gringos había caído.

Ese mito-leyenda urbana- forbesiana llamada el Chapo Guzmán, declarado enemigo público número 1 de la ciudad de Chicago, título que sólo Al Capone había “merecido”, el más buscado por los Estados Unidos,  una vez más había perdido, por segunda vez, en el juego de las escondidas que bien dominó por poco más de 13 años tras su fuga de Puente Grande.

Entonces los bonos peñanieteros subieron en 1-2×3 como espuma de Coca Cola bien fría en vaso de cristal con hielitos. Todo el mundo se enteró de la captura, y la mitad de ese mundo lo felicitó, lo reconoció. Lo alabó. Por lo pronto hizo lo que Calderón no pudo: Encontrarlo y encarcelarlo. 1-0.

Y eso que Enrique no ha declarado la guerra al narco como Felipe de Jesús, que dedicó todas sus energías a ese tema. Igual que hizo lo que hizo con la maestra Elba Esther: la metió a la cárcel, mientras Calderón se asoció con ella. 2-0, a favor del mexiquense sobre el moreliano.

Pero tan sólo tres días después del éxito del llamado Operativo Gárgola mediante la cual detuvieron al  Capo di tutti capi, Peña Nieto sorpresivamente visitó a Michoacán, aunque en términos más objetivos, vino a conquistar a los purépechas. Algo que su propio paisano, de los purépechas, Felipe Calderón, no pudo hacer. 3-0.

En su segunda visita a tierras michoacanas en lo que va del año, tras comprometerse a realizar 12 en este 2014, apenas 21 días de la primera realizada en Morelia, Enrique Peña Nieto pisó el último poblado de la emblemática cañada de los 11 pueblos: Chilchota (lugar de chiles o chiles verdes, su significado en purépecha).

Y junto con el mandatario nacional, se desplegó la eficiente maquinaria del Estado al estilo priísta. Un evento que resultó impecable para un contexto totalmente adverso.

peña nieto purepechas se deja querer la mejor

Por alguna razón, el equipo presidencial supuso que este viaje era la oportunidad para darle un giro al estilo de hacer giras de parte de Quique. En plena guerra michoacana contra el narco, el presidente se dió una vueltita con el pretexto de anunciar algunos apoyitos más, nada relevante a los 47 mil millones ya anunciados en la primera visita, para recoger aplausos y reconocimientos populares de los locales, avalando hasta el momento, y con calificación de excelencia, las acciones pero sobre todo las promesas presidenciales para rescatar a Michoacán y sacarlo de la barranca donde esta atorado, sumido.

Lo quisieron hacer ver como algo “improvisado” de parte de Enrique pero era obvio que todo estaba fríamente calculado.  Bueno, al menos en los preparativos, porque no todo se puede calcular al 100 por ciento en eventos como esos, ya que el factor  de la gente, del público que acude e interactúa, no está tan sujeto a la perfecta planeación.

Incluso ¡hasta bromeó!, ¿semi albureó?  a los presentes con el nombre del municipio a visitar, remarcando que el secretario de Gobernachong le especificó que Chilchota se pronuncia «con ‘L'» (luego no fuera a ser que volviera ser la estrella del Youtube por otra metida de pata).

Sin embargo, las cosas salieron que ni mandadas a hacer para la Presidencia. En un formato estilo talk show  («Laura de América -Peña de México») donde el mandatario era el conductor que le pedía a la gente su opinión sobre las acciones del gobierno federal, en particular de la Secretaría de Desarrollo Social y el impacto del programa “comedores comunitarios”, los y sobre todo las purépechas “las que mandan” -en el hogar y en la sociedad de esa comunidad- como ellas mismas se presentaron, arroparon, apapacharon y agasajaron al presidente, quien a su vez parecía estar en sus tiempos de campaña, sonriente y muy querendón.

Incluso se le percibía mejor que cuando era candidato, pues se le veía totalmente relajado, sin las presiones de una contienda electoral, disfrutando de las mieles populares que da el ser el “señor presidente”, o en este caso algo más, el “Tata” de los purépechas, esa figura paternal que se adjudica a los ancianos sabios así como a las figuras históricas que de alguna u otra forma han contribuido a la cultura purépecha, como el evangelizador Vasco de Quiroga, el general Lázaro Cárdenas, y en su momento de gloria, Salinas de Gortari, aunque el título duró lo mismo que su buena reputación.

"Ahorita es cuando" dijo esta señora
«Ahorita es cuando» dijo esta señora

Ayer, del baúl emergieron los ya viejos tiempos del programa de apoyo social salinista “Solidaridad”, que entregaba apoyos de todo tipo principalmente a comunidades rurales para potenciar su microdesarrollo local, en los que varios sectores purépechas vislumbraron tiempos mejores cuando vieron una esperanza en la opción de sobre-vivir del apoyo del erario federal, y que junto con ello la modernidad iba a llegar a Michoacán, Peña Nieto revivió esos días, ese añejo tufo de “esperanza institucional”.

Como el hijo de en medio que rara vez tiene atención de su papá pero que de vez en cuando requiere un apapacho del jefe de la familia, así igualito, una vez más, el Estado Mexicano paternal se hizo presente en Michoacán, luego de que a Zedillo le valió una pura y dos con sal  la situación de la entidad, igual que a Vicente Fox, y que Felipe Calderón sólo vino a sumirlo más, sin brindarle ni siquiera lo que ayer Peña Nieto les dio a los reunidos en su entorno: Una nueva razón para tener fe, la simple palabra presidencial, que recuperó su valor, al menos para ese sector de los michoacanos, que por ser indígenas, suelen ser de los primeros abandonados, además de que los purépechas tampoco son gente fácil de convencer ante décadas de indiferencia hacia sus comunidades por parte de los gobiernos de todos los niveles.

Los purépechas se le entregaron al presidente y el presidente se les entregó a ellos, así sin más. Lo refieren todas las crónicas nacionales de alguno u otro modo. No hubo un sólo reclamo, no hubo una sola cartulina de protesta. Por el contrario y a diferencia de lo acostumbrado, no hubo prisas, sino todo el tiempo suficiente para echarse un taco en una de las cocinas comunitarias en compañía de Rosario Robles, y para visitar una estancia infantil instalada por la Sedesol para el evento, donde saludó a pequeños de todas las edades.

Por el contrario, el nacido en Atlacomulco recibió besos, abrazos, apapachos como en sus tiempos de candidato. Se tomaba las fotos “pal Face”, ponía al comisionado federal Alfredo Castillo a tomarle esas fotos con los ciudadanos que se la solicitaban, y se mostraba querendón, apretando los cachetes a algún niño, dando besos en la frente a abuelas desdentadas que lo abrazaban con singular afecto.

peña nieto purepechas beso en la mejilla abuelita

Tampoco hubo discursos solemnes ni lectura de cifras, todo fue interacción. La gente hablaba y Peña Nieto escuchaba. Retomando la analogía familias, se mostraba como ese padre amoroso que de repente tiene tiempo suficiente para atender al hijo rebelde que ya amenazaba con salirse de su casa.

“Gracias por enviar al Ejército porque ahora ya sentimos más seguridad”, le expresaba una señora de nombre Graciela mientras que a otra le ganaban las lágrimas de la emoción, dijo ella misma, de estar al lado de la figura presidencial. Y todas las participaciones fueron por el mismo sentido.

De repente a los ahí presentes se les olvidó el desdén del año pasado tras las lluvias y la desatención presidencial a las catástrofes por las inundaciones en al menos 12 municipios de la entidad; se les olvidó la tardanza para implementar operativos de seguridad que evitaran la expansión de Autodefensas; se les olvidó que los recursos no han sido muy fluidos para las arcas públicas de Michoacán y que la economía por lo tanto sigue semiparalizada.

Todo eso se les olvidó ayer a los habitantes de Chilchota porque recuperaron lo que por al menos 18 años perdieron desde el salinato: la esperanza de que su situación, ahora sí mejorará.

En realidad… ¿ahora sí mejorará? He ahí la cuestión. Mientras tanto, el prometer sigue siendo una actividad que no empobrece, ni paga IVA.

El presidente dejándose querer por las mujeres purépechas
El presidente dejándose querer por las mujeres purépechas

Cosas que ahí están pero a nadie le interesan: Después de tremendo choro se me antojo una Coca Cola bien fría con hielitos… sobre todo para sorber la espuma… y tener una levísima idea de la satisfacción que vive Peña Nieto en estos momentos. Por lo demás, el equipo del delegado de Sedesol en Michoacán, Víctor Silva, intenta en las redes sociales darle el crédito por la organización de la gira presidencial en Chilchota, como si eso lo fuera a reubicar de los últimos puestos que mantiene en las encuestas de los candidateables a gobernador pal 2015… ¡ya mero!

TRUCHAS: Lo que es no tener el mínimo sentido de gobernabilidad… todas las entidades vecinas se blindaron de un “efecto cucaracha” ante los operativos federales menos una: El propio Michoacán. Mientras que Guanajuato, Jalisco, Colima, Guerrero, Querétaro y el EdoMex instalaron tremendos operativos de revisión para evitar que los delincuentes se les brinquen de aquí pa´llá, a nadie se le ocurrió que Uruapan y Morelia deberían estar también alertas de lo mismo. Y luego porque tienen que venir políticos  mexiquenses a hacerles su chamba…

La última y nos vamos:

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