Alfonso y los conflictos de interés // By Camila Cienfuegos
Por Camila Cienfuegos (antaño rubia y hoy trigueña)
Me gustaría mucho conocer la encuesta que el alcalde moreliano, Alfonso Martínez Alcázar dice tener y en la que se revela que la mayoría de los ciudadanos de toda la municipalidad estarían a favor de las fotomultas. Me gustaría analizar las preguntas, la muestra representativa. Me gustaría en general examinar la metodología del sondeo porque, supongo, resultaría inédito confirmar que los morelianos estarían gustosos de darle más poder al gobierno municipal y permitirle incrementar sus atribuciones sancionadoras, además de pagarle más impuestos.
El problema es que el tema de las fotomultas no es asunto cerrado para Poncho. El independiente defiende con férrea posición el terco afán de incrementar sanciones para automovilistas; piensa el expanista que los índices de accidentes disminuirán con la simple acción de instalar cámaras para sancionar infractores de tránsito.
Para defender su postura, el presidente municipal ha entrado de lleno a la arena; pareciera no importarle salir raspado con las críticas. Lo mismo asegura que habrá transparencia y que no tiene intereses personales en la licitación. Pero Alfonso siempre ha tenido conflicto de intereses desde su arribo al poder, con la diputación que ganara por vez primera hace más de 10 años. En ese tiempo, cuando panista, la finca que hoy es el hotel Casa Madero, propiedad de su familia, la rentó ventajosamente para la administración de Salvador López Orduña, quien dispuso del inmueble para instalar ahí las oficinas de la Coordinación del Centro Histórico, pero con el paquete, se incluía al hermano, Juan Carlos Martínez Alcázar, como el coordinador del Centro Histórico. Negocio redondo. El chico Juan Carlos, que hoy es funcionario de Turismo estatal, despachaba literalmente en la comodidad de su propia casa.
Con estos antecedentes resulta difícil creerle a Poncho Martínez que está ajeno a conflictos de interés. Las malas mañas de rentar inmuebles de manera discrecional no se han quitado aún con la presencia de un alcalde independiente de partidos políticos. El Ayuntamiento moreliano debería publicar en breve la lista de todos y cada uno de los edificios que renta, el monto que paga y los nombres de los propietarios; de esta manera se sabrá si el alcalde o sus funcionarios tienen conflicto de interés, además de que se disiparán muchas dudas. En lo particular tengo una información no confirmada que señala que uno de los miembros del Cabildo posee un edificio que renta al Ayuntamiento hasta por al menos 100 mil pesos mensuales. Esa información la confirmaré o descartaré en las siguientes dos semanas.
Pero volviendo al tema de las fotomultas, resulta difícil pensar que los conflictos de interés estarán ausentes con la simple licitación pública. Alfonso Martínez requiere aclarar muchas cosas, una de ellas es la expuesta por el líder de los transportistas, José Trinidad Martínez Pasalagua, quien cuestiona porqué el Ayuntamiento no compra las cámaras y las administra, en lugar de repartir el jugoso botín de las infracciones con una empresa privada. Es la parte sospechosa pues.
El alcalde Alfonso Martínez nos ha llenado de sorpresas desde su llegada a la presidencia municipal, y no solo en su afán de realizar una “reingeniería”, la verdad es que Poncho no sería alcalde si desde la campaña nos habría advertido que una vez llegado al poder, aumentaría sus atribuciones y nos incrementaría los impuestos.
Empiezo a sospechar que el estudio de opinión que hoy presume el “Wero” Martínez es solo una barata tomadura de pelo.
¡¡Excelente miércoles para todoooooooooooooooos!!
