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Menos burocracia// By Camila Cienfuegos

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Por Camila Cienfuegos (la chica que se hace bolas en el mandado)

Dos enemigos tienen los gobiernos: uno es el caos y el otro es la robustez de la burocracia.

Algo interesante dijo el gobernador electo, Silvano Aureoles y reconozco la discreción de no haberlo ventilado como candidato: la posibilidad de desaparecer las secretarías de los Jóvenes, de la Mujer y de los Migrantes; y no solo eso, también dejó entrever la posibilidad de desarticular la figura de la presidencia del DIF, que regularmente recae en la esposa del gobernante en turno.

Yo agregaría también desaparecer la Secretaría de los Pueblos Indígenas, después de todo, se supone que el mismo aparato burocrático no debería hacer distinciones a la hora de cobrar impuestos y brindar derechos, acaso un lugar preferente para aquellos que tuvieran algún tipo de discapacidad.

Ya anteriormente también había criticado el mal tino del exgobernador Leonel Godoy que, en el afán de ganar votos, creó las secretarías de marras, y yo todavía me pregunto ¿Qué podría hacer la Secretaría de los Jóvenes que no pudiera atender otro tipo de institución? ¿Otorgar becas? ¿Dar créditos para emprendedores? ¿Financiamiento para proyectos productivos? ¿Capacitación para el trabajo? De hecho, para todo esto que planteo hay instituciones que lo pueden hacer, pero para Leonel Godoy era necesario crear más secretarías, engordar más la burocracia y literalmente no hacer nada, salvo entregar un controvertido “premio” al Mérito Juvenil (¡wooooooooow!).

Lo mismo para las mujeres, lo mismo para los migrantes; sus necesidades no son distintas; todos requieren empleo, capacitación, créditos para echar a andar un negocio…pero no. Esa burocracia se creó específicamente para dar chambas, para formar cuadros, para gastar innecesariamente el dinero que Michoacán no tiene.

Ojalá que no quede en una buena intención la del futuro gobernador.

Reducir la burocracia significa un paso inteligente para comenzar a hacer bien las cosas; lo que no hicieron sus antecesores del PRD: Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy.

A MI PADRE

Mi padre no es propiamente un hombre culto, de hecho es osco, duro, de pocas palabras y mirada firme. Pareciera que siempre está enojado. Toca la guitarra horrible y canta peor, pero, pus ni modo de no aplaudirle, después de todo es un gran hombre, muy trabajador, cariñoso y dadivoso.

Es carnicero de tercera generación y con ese oficio nos dio sustento a seis mocosos.

Y eso sí, sabe bien su oficio cual postgrado en un profesionista; sabe cuánto pesa una res nomás con mirarla de reojo. Es capaz de amarrar, matar, pelar y destazar un enorme toro en un santiamén ¡Y él solito!

Lamentablemente ese generoso oficio de carnicero no tendrá una cuarta generación, pues con mis hermanos desbalagados en el extranjero y yo por acá en “More” ha condenado a mi padre a ser la última generación de tablajeros  que mi bisabuelo creó por allá en los 40 del siglo XX. Ahora, en el siglo XXI ya no es fácil ser carnicero, y no solo por la pesada competencia, sino por “la imagen”. Nos gusta comer carne pero nos negamos a pensar de dónde viene. Somos excelentes para subir en el Face la parrilla rebosante de costillas, chorizo, y hasta cortes finos pero… también somos re-güenos para denunciar el sacrificio de los animales para consumo humano.

En las redes sociales es común mirar videos donde los indignados se muestras molestos por la matanza de ganado. Y claro, hay de formas a formas, pero por más sutil, humano y rápido que se pueda sacrificar a un animal, la sangre siempre delata al matancero, siempre lo  condena y lo mancha cual hechizo discriminador.

Mi propio padre ahora tiene que procurar la discreción a la hora del sacrificio, no le gusta que luego anden por ahí los muchachos del pueblo sacando sus celulares y grabándolo como si fuera un crimen.

Qué diferencia de hace 30 años, cuando los que contemplaban la matanza era para apartar sus piezas o nomás por el hecho de ir a platicar mientras mi padre y sus ayudantes daban cuenta del animal.

O sea…¿acaso alguien no entiende que para poder comer carnitas un cochinito se tiene que morir?

Aun en estos días tal parece que todavía hay gente que piensa que la carne se da en árboles.

También es cierto que las nuevas tecnologías y la industrialización de la carne han hecho que el sacrificio masivo sea visto como un acto aberrante, peeeeeero nomás no veo a nadie dejar de comer carne en protesta por eso.

También es innegable que las nuevas tecnologías han traído nuevas y más “humanas formas” para el sacrificio de los animales, pero sigue sin convencer. Parecemos como sociedad hipócrita: como carne pero critico el sacrificio.

Recuerdo que cuando era chiquilla, un día mi padre me veía estudiar, y con cerveza en mano se acercó a mirar el libro que atenta leía: “Ciencias Naturales”, y junto conmigo se puso a leer. Yo iba en cuarto año y leía más rápido que él, pero una cosa sí me dejó en claro al mirar la cadena alimenticia: “¡Mira! Ahistán los humanos mero arriba” ¡Vaya lección la de mi padre!

Soy orgullosa hija de carnicero, y como él dijera: “Ay ustedes han de dispensar pero… yo no tengo la culpa de estar en la cima de la cadena alimenticia”.

Y para los criticones de este noble oficio: “Pa´chillidos de marrano…oídos de matancero”.

Feliz Día del Padre para los que son padres y…

¡¡Buen martes para todooooooooos!!

NOTA: Y bueno, también quiero disculparme con todos aquellos que cayeron en mi broma del video que muestra las razones de la derrota del PRI. Pero es que agarren la onda, ¿qué más podía hacer ante una triste derrota de la Selección Mexicana?

Espero no se lo hayan tomado tan enserio

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