El romance gastronómico: una lista apologética/ By @indiehalda
Por Oscar Hernández
En estos días, contagiado de forma tardía por la fiebre del selfie, me di cuenta de la inexorable verdad: hoy estoy más rollizo que nunca. Las peleas diarias con los jeans, la camisa que amenaza herir de muerte a un transeúnte de un botonazo y la playera que luce como bodypaint profesional me gritan todos los días que es hora de combinar el sedentarismo con una vida más sana: menos cigarro y más ejercicio, menos alcohol y más agua, menos garnacha y más brócoli.
¡Qué dilema! Yo, que soy un turista del comer, obligado a retroceder en mi travesía por encontrar el antojito perfecto. Creo que tendré entonces que correr más y tomar más agua, porque encuentro difícil encontrar la fuerza para resistir la tentación.
A 2 años que regresé a vivir a este enorme hormiguero, una de las cosas que más disfruto es la enorme oferta alimenticia que ofrece: tantos sabores, texturas y colores que fascinan los sentidos. En mis constantes viajes por la ciudad, he tenido la suerte de toparme con pequeñas joyas, donde “la papa y el trago” son preparados con pasión y esmero, generando clientes felices y panzas contentas.
Acompáñeme, querido lector, por un paseo en mi lista de mis 10 lugares favoritos para comer en el D.F. Encontrará opciones tanto para gastar poco como para dilapidar su quincena, comida del mar y de la tierra, conceptos contemporáneos y el garnachismo más tradicional. Una lista que busca darle una explicación a este poco estético vientre, que con dedicación ha llegado a este momento de grandeza.
Comencemos:
- Sushi Makin. Avenida Universidad tiene más plazas comerciales en 3 o 4 kilómetros que muchas ciudades medianas. Es en el gastronómico de la plaza Pabellón del Valle, en la esquina de Universidad y Miguel Laurent, donde puede usted encontrar esta joya de la comida japonesa. Mis favoritos: la sopa miso especial y el mix de yakitoris. Excelente servicio y sabor.
- La Puerta del Sol. Calzada de La Viga ofrece un crisol de opciones de comida del mar, y este pequeño lugar, en la esquina de La Viga y Lorenzo Boturini, es mi favorito. El bufet de mariscos ofrecido es variado y vasto, su paella es una delicia y las bebidas de verdad lo hacen sentirse a uno a la orilla del mar. Totalmente familiar e ideal para una comida de convivencia en la que no quieras pagar un riñón por comer mucho y rico.
- Hamburguesas locas. Bajo el puente de la avenida Plutarco Elías Calles que cruza el eje 3, que se llama Azúcar en ese tramo, se encuentra un pequeño puesto de hamburguesas atendido por tres chavos muy buena onda. Nada diferencia este de cualquier otro puesto callejero de hamburguesas hasta que ves el tamaño de las carnes echadas al asador. ¿El resultado? Sabrosos monstruos de carne y condimentos que pondrán a prueba su sistema circulatorio. Y todas las opciones por menos de 50 pesos. Un trato cerrado.
- Central Central. Javier Barros Sierra es una de esas avenidas de Santa Fe que lo hacen sentir a uno fuera de la realidad nacional: gigantes de acero y cristal a uno y otro lado, autos deportivos y la oferta sibarita del centro comercial Park Plaza son el sello de la zona. Justo en este centro comercial se encuentra Central Central, el cual enamora por todos lados: una decoración maximalista fabulosa, música ad hoc para los chavorucos, ejem, adultos contemporáneos y una carta que está llena de exquisiteces. Regálese probar el pulpo a la brasas y a gastar un buen dinerito. Créame, valdrá la pena.
- Hostería Santo Domingo. ¿Un bufet dominical que incluye TODOS los chiles en nogada que pueda comerse? Chofer, lléveme ahora a Belisario Domíguez en el centro. Los domingos un par de viejos super buena onda amenizan con músico en vivo. Uno de ellos, quien toca el saxofón, baila con todas las comensales que se dejen. Escena fabulosa.
- Los tamales de Retoño. En el cruce de Emilio Carranza y Retoño, en la periferia de la delegación Iztapalapa, un par de agradables hermanas tienen su carpa donde venden LOS TAMALES. Desayune como campeón recetándose uno verde y uno de zarzamora con queso Philadelphia. No cuente las calorías, que luego le hacen daño.
- Barbacoa “Pachuca”. Revolución, en su cruce con el eje 10, muy cerca del estadio de CU, tiene el mejor puesto de tacos de barbacoa que he probado en la ciudad. Pídase un consomé y un taco de pancita, vierta el taco en el consomé y siéntase más vivo que nunca.
- El Bife del Padrino. ¿Comida de negocios? Dese un gustito y recuerde su lugar en la pirámide alimenticia devorando un corte argentino de antología. Tiene 7 sucursales, todas ellas entre el norte de la ciudad y el Estado de México colindante. Las meseras de la sucursal de Periférico presumen sus encantos. Menos mal a mi esposa le dan risa.
- Café de Tacuba. Si, como la banda y la calle donde se encuentra. Cocina mexicana tradicional ideal para esos felices domingos por la mañana. Los machitos están hechos de polvo de estrellas, se los juro. Haga la digestión caminando por el centro histórico al terminar. El museo del palacio de minería le queda a un par de cuadras.
- Tacos de suadero en metro Xola. Los mencioné en una columna previa y de verdad que no puedo dejar de alabarlos. Sí,tacos de suadero afuera de estaciones de metro hay por todos lados, pero la nostalgia y el sentido de barrio me hacen querer a estos como a nadie. Pida una orden de suadero y tripa. Sea feliz, amigo, lector.
Creo que me ha dado hambre.
El lunes empiezo la dieta.
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